Dicen que una "promesa familiar" de unos tíos ha acabado "en pesadilla"

Una familia con dos niños busca desesperada un techo donde dormir: "Este jueves 4 de abril, como máximo, nos quedamos sin casa"

"Este jueves 4 de abril, como máximo, nos quedamos sin casa". Ésta es la historia de Lorena Ureña, de 27 años, sus hijos, de 6 y 8 años, y su pareja, Javier Fernández, de 28 años. Llegaron a Lanzarote ...

3 de abril de 2013 (22:24 CET)
Una familia con dos niños busca desesperada un techo donde dormir: "Este jueves 4 de abril, como máximo, nos quedamos sin casa"
Una familia con dos niños busca desesperada un techo donde dormir: "Este jueves 4 de abril, como máximo, nos quedamos sin casa"

"Este jueves 4 de abril, como máximo, nos quedamos sin casa". Ésta es la historia de Lorena Ureña, de 27 años, sus hijos, de 6 y 8 años, y su pareja, Javier Fernández, de 28 años. Llegaron a Lanzarote a finales de febrero porque aseguran que un familiar les prometió "trabajo". Creyeron que aquí podían comenzar una nueva vida, tras haber pasado "muchas dificultades económicas" en la península. Pero el pasado domingo, les "echaron a la calle". Por suerte, encontraron a otro familiar lejano que les ha dejado un techo donde dormir, pero la casa está vendida y tienen que abandonarla esta semana. Ya no saben qué puerta tocar para pedir ayuda.

"En enero, la mujer de un hermano de mi padre me llamó para decirme que viniera para aquí, que ella estaba trabajando, ganando 1.500 euros al mes y pagaba de casa 300 euros. Me dijo que aquí era todo muy barato. Al principio no le hice mucho caso, pero mi situación en febrero ya era mucho peor y volvimos a hablar. Me dijo que viniera, pero yo no quería que me mantuviera nadie. Me dijo que hablaría con su jefe para ver si me podía contratar", relata Lorena Ureña.

"Al día siguiente o dos días después, me llamó y me dijo que el jefe le había dicho que en una semana o 15 días, podía estar trabajando. Se me pusieron los ojos como chiribitas y me vine para aquí. Llegamos a finales de febrero y fuimos a su casa", explica, al tiempo que asegura que sus tíos le pagaron los billetes, porque eran conscientes de que venían "sin nada". "Sabían que no teníamos nada de dinero", insiste.

Sin embargo, cuando llegaron a Lanzarote, a casa de estos familiares, la situación que encontraron fue distinta. "Su jefe me dijo que no tenía trabajo para mí. Y ellos, al final, nos acabaron echando. Dicen que nos trataban como a Reyes, cuando malmetían entre mi pareja y mis hijas", afirma esta mujer. "A mis hijas también les han dicho que yo no las quiero, que siempre estoy por ahí, cuando es mentira", insiste.

"Nos echaron de casa"

El domingo pasado, esta familia se vio en la calle. "Eran casi las 22.00 horas y pasó una patrulla de la Policía Nacional. No sabíamos ni a dónde ir. La policía intentó buscarnos algún alojamiento, pero no había nada. Al final, contactamos con una prima segunda de mi madre, que había conocido yo aquí en Lanzarote, cuando vivía con mis tíos. La policía nos llevó hasta su casa y ella nos ha acogido", indica.

El problema es que esta familiar tiene planeado irse de la isla y ya ha vendido su casa. "Se está quedando unos días para ver si encontramos casa, pero como tarde el día 4, quiera o no quiera, se tiene que ir. Y a mí, en realidad, me acaba de conocer", señala.

Sin recursos

Por suerte, Lorena Ureña ha conseguido un trabajo en un hotel de Playa Blanca, pero hace una semana, por lo que todavía no ha cobrado nada. Además, estará dos meses de prueba y tiene miedo a que no le renueven. Por ello, ya ha tocado otras puertas, como la de Cáritas y Servicios Sociales del Ayuntamiento y del Cabildo, puesto que si en unos días se queda sin casa, no tiene recursos para pagar un alquiler.

"Hay varias opciones. Si nos vemos en la calle, dicen los Servicios Sociales que puedo firmar un papel cediendo la guarda temporal de mis hijos. Pero yo no puedo hacer eso. Soy madre soltera y si no están conmigo se ponen nerviosas. No bebo, no me drogo y no soy una persona que sale por ahí. Tengo miedo a no recuperarles nunca. Me muero si es así, porque son lo único que tengo. Pero, por otro lado, tampoco quiero que duerman en la calle o no tengan un vaso de leche por la mañana", explica desesperada. En el colegio en el que están escolarizados, incluso les han tenido que prestar material, pues "no tenemos nada de dinero".

Además, esta familia tiene que presentar documentación ante los Servicios Sociales del Cabildo para lograr que le paguen el "primer mes de alquiler" de una vivienda. "Por lo menos, para que el primer mes no estemos en la calle. Pero eso tarda mucho, no es una ayuda que te la puedan dar ya", señala.

"Ya no sabemos a dónde acudir"

Lorena Ureña y Javier Fernández ya no saben a dónde acudir. "No tenemos posibilidad de volver a la península. No quiero que se enteren mis padres. Saben que nos echaron de casa, porque les llamaron para decírselo, pero yo le dije que estaba muy bien, que iba a alquilar un dúplex muy bonito. ¿Qué le digo? ¿Qué casi estoy en la calle y no sé dónde voy a dormir mañana? ¿O que he pedido comida?", se pregunta.

Así, explica que la situación de sus padres tampoco es nada fácil. "Mi madre está operada de un tumor cerebral y mi padre está luchando contra un cáncer. No quiero que se enteren, no quiero generar un problema más. Si se enteran de que estamos pasando por esto, me los llevo de este mundo", lamenta.

Lorena Ureña quiere hacer un llamamiento a todo el que pueda ayudar a su familia. "Gente que tenga empresas o casas, que nos ofrecemos para todo. Una casa a cambio de un trabajo, saber que tengo un techo. Yo puedo hacer lo que sea, soy camarera, pero puedo hacer lo que sea", explica. Javier Fernández es electricista de alto voltaje.

De toda esta dura experiencia, esta pareja ha sacado algo bueno, la "solidaridad de la gente". "El otro día fuimos al Spar y les preguntamos si podían darnos algo, algo de comida que ellos ya no fueran a vender. Les contamos nuestra historia y los trabajadores, con su bolsillo, nos llenaron un carro de la compra. En otro supermercado, la cajera me compró bimbo, mantequilla y embutido, también de su bolsillo", señala.

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