"Nos quedamos tan mal que no hablamos del tema para intentar olvidarlo"

Antonio González, en el primer aniversario del desalojo de Berrugo: "La resistencia ha muerto y han vencido los poderosos"

29 de enero de 2010. Dos cerrajeros llegan a las viviendas de Berrugo, en Playa Blanca, y rompen a mazazos las puertas, pese al grito y los llantos de súplica de sus habitantes. Cambian las cerraduras y ...

29 de enero de 2011 (20:31 CET)
Antonio González, en el primer aniversario del desalojo de Berrugo: La resistencia ha muerto y han vencido los poderosos
Antonio González, en el primer aniversario del desalojo de Berrugo: La resistencia ha muerto y han vencido los poderosos

29 de enero de 2010. Dos cerrajeros llegan a las viviendas de Berrugo, en Playa Blanca, y rompen a mazazos las puertas, pese al grito y los llantos de súplica de sus habitantes. Cambian las cerraduras y precintan las casas. Y con esta actuación, culmina una batalla legal entre la familia Medina y los dueños del puerto deportivo Marina Rubicón, que ha durado más de 15 años. Este sábado se cumple un año de este dramático desalojo, que perdurará en la retina de muchos lanzaroteños, sobre todo, de los que han luchado contra el hormigón y la construcción masiva en la isla. "La resistencia ha muerto y han vencido los poderosos", resume un año después Antonio González, uno de los habitantes de Berrugo.

Es difícil olvidar las lágrimas de aquella joven que gritaba: "¡No la toquen, ésta era la casa de mi abuelo, no la abran!". También es complicado no acordarse de la frase de Antonio González. "¿Dónde debo nacer? La próxima vez que nazca le preguntaré a Juan Francisco Rosa y familia dónde tengo que nacer", gritaba, mientras la policía entregaba las llaves de su casa, en la que su familia vivió durante más de 100 años, al director gerente del Marina Rubicón, a Rafael Lasso Lorenzo. Y es que la Justicia les daba la razón a ellos, "a los especuladores", según González, "a los que se creyeron propietarios y lograron quitarnos la casa".

Durante este año, la familia González-Medina no ha querido ni hablar de Berrugo. "Cuando salimos de allí, nos quedamos tan tristes y tan mal, que no hemos vuelto a hablar del tema entre nosotros para intentar olvidarlo todo. Es una especie de tabú", indica ahora Antonio González. Durante estos 365 días, sólo se ha acercado una vez a Berrugo. "Mi madre me pidió que fuéramos a verlo. Le llevé en coche y nos paramos delante. Ni hablamos. Mi madre ni se inmutó, sólo miraba su casa sin decir nada", indica.

Más que la tristeza que siente él mismo, a Antonio González le preocupa su madre, Lucía Medina, de 78 años, que nació y vivió toda su vida en Berrugo, y que ahora habita en Titerroy, Arrecife. "Desde ese día está como ausente, desmotivada. Ese mismo año se murió su marido, mi padre, y le quitaron su casa, su hogar, en el que había vivido con él. Fue demasiado para ella", señala González.

"Ya no quiero Berrugo"

El daño que les provocó el desalojo de estas viviendas a sus ocupantes, ha llevado a que estos ni siquiera pretendan reclamar ya lo que un día fue suyo. "Ya no quiero Berrugo, me lo quitaron, lo he asumido, y sólo quiero olvidarlo. Cuando pienso en Berrugo me emociono demasiado, ya no quiero saber nada, ganaron, y perdí. Pues ya está", señala resignado Antonio González, que del desalojo no recuerda prácticamente nada.

"Sólo sé que estaba triste y que tengo un recuerdo amargo, porque me quitaron algo que era mío y de mi familia. Me rompieron la puerta y todavía recuerdo los golpes de los mazos contra mi casa", indica.

Pero la sensación que todavía no ha conseguido olvidar es la de la "impotencia". "Estamos viviendo en un Estado de Derecho, donde sabemos que la Justicia es lo primero. Y, de repente, ves cómo se cometen injusticias como la de Berrugo. Creo que en este caso la Justicia ha patinado, ha metido la pata", afirma Antonio González, al que no se le quita de la cabeza que "unos especuladores llamaran okupas" a él y a su familia.

"Era nuestra casa", implora, pese a que el Juzgado de Instrucción Número 2 de Arrecife dio la razón en julio de 2008 a la Junta de Compensación del plan parcial Castillo del Águila, a la que le atribuyó la titularidad de estos terrenos. Posteriormente, en noviembre de 2009, este mismo juzgado dictó la orden de desalojo, del que ahora se cumple un año.

Pero de toda esta pesadilla, Antonio González se queda con el apoyo que le mostraron muchísimos ciudadanos, así como familiares y medios de comunicación, que acudieron en masa hasta Berrugo el pasado 29 de enero de 2010. "Por lo menos, me sentí respaldado, tanto el día del desalojo como ahora", señala González, que ya da por perdida su vivienda familiar. "Dije adiós a Berrugo hace un año. Parece mentira. Es mejor olvidar", se resigna.

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