Tres años después de la desaparición y muerte de Cathaysa, todavía no se han esclarecido las circunstancias que rodearon su muerte

"Necesito batallar hasta el final, necesito que la gente recuerde a mi hija"

["La Policía no me tomó en serio"->36811]

28 de febrero de 2010 (01:50 CET)
Necesito batallar hasta el final, necesito que la gente recuerde a mi hija
Necesito batallar hasta el final, necesito que la gente recuerde a mi hija

"Necesito batallar hasta el final, hacer todo lo posible para que se investigue. Necesito que la gente recuerde a mi hija". Son palabras de Ester Rodríguez, madre de Cathaysa. Hace casi tres años halló el cuerpo sin vida de su hija en el maletero de un vehículo en Arrecife. Tres años en los que ha luchado sola para esclarecer las circunstancias en las que falleció su niña. Tres años en los que, de momento, no ha conseguido aclarar qué le ocurrió a su hija. Su mirada triste es ya perpetua, aunque saca fuerzas de flaqueza para criticar la investigación: "Fue un cúmulo de torpezas y de injusticias. Y ahora, el tema está parado", afirma.

Ester sigue defendiendo que su hija no falleció por causas naturales, sino que "alguien tuvo que ver con su muerte". "No creo que ella se metiera desnuda, se envolviera en una bolsa negra y llena de arena de abono en un maletero. Muerte natural no creo que haya sido", afirma con lágrimas en los ojos, apoyada por sus dos hijos Roberto, de 17 años y Carol, de 20 años. Y es que, las circunstancias que rodearon el fallecimiento de Cathaysa hicieron, si cabe, la muerte de esta joven de 18 años todavía más trágica.

Catty, como la conocía su entorno, desapareció en noviembre de 2006 y su cadáver fue hallado por su propia madre en el maletero de un coche en abril de 2007. Su muerte sigue siendo una incógnita tres años después de lo ocurrido.

Muerte indeterminada

Tres años después, lo que sí ha llegado es el informe de las larvas encontradas sobre el cuerpo de Cathaysa. Ester todavía no ha podido ver estos análisis, aunque ha hablado sobre sus conclusiones con el criminólogo Félix Ríos, que le ha ayudado en su investigación. Según declaró Ríos a La Voz, la autopsia revela que la causa de la muerte es indeterminada. A su juicio, "al haberse encontrado el cuerpo casi sólo en esqueleto, a penas hay partes blandas, por lo que algunos tipos de muerte como por cortes o golpes, que no dañen el hueso, o por asfixia no pueden descartarse".

En este mismo sentido, según el criminólogo, la autopsia de Catty reveló que "uno de los huesos del cuello, el hioides, está roto, si bien no se ha distinguido violencia en el hueso". Para Félix Ríos, esta conclusión podría darse "dada la ausencia de tejidos blandos", ya que "no tienen por qué aparecer signos de violencia, aunque ésta se haya ejercido".

No obstante, fuentes judiciales rechazan precisamente esta teoría y aseguran que, aunque es cierto que el estado del cuerpo dificultó la autopsia, no se encontró ningún daño en el hueso, por lo que según estas fuentes Cathaysa no habría muerto por causas violentas.

Ester, sin embargo, sí que se muestra convencida de que su hija fue víctima "de un crimen". Busca culpables y afirma que "hay alguien suelto que le hizo daño a mi niña". Además, niega que Cathaysa muriera de sobredosis, "tal y como comentaba la gente". Los análisis del pelo de la joven, según Ríos, indican que existía un consumo habitual de cocaína pero, no obstante, no confirman ni descartanuna muerte por sobredosis.

Las incertidumbres y, en especial, los "disparates" que según la madre de Cathaysa se realizaron, incluso durante la búsqueda de la joven, han hecho que Ester viva "con mucha rabia". "Soy una madre coraje, que voy a ir hasta el final. Voy a luchar, porque todo esto se tiene que saber. Algún día todo saldrá a la luz", afirma.

Una "injusticia"

Mientras Ester pronuncia estas palabras, su hijo Roberto le coge de la mano. "Es injusto, vemos a mi madre muy mal y todo esto es injusto", dice el joven de 17 años, que encontró junto a su madre el cuerpo sin vida de su hermana dentro de un maletero. "Que mi hijo tenga que haber presenciado eso es horrible", lamenta Ester.

Y es que Ester ya no confía en nada y en nadie. No confía ni en la policía, ni en la Justicia. Y sus dudas llegan a tal extremo, que ya ni siquiera confía en que su niña esté enterrada en el cementerio de San Román, en Arrecife. "La verdad es que yo ya dudo de que esté dentro de la lápida donde yo rezo, dudo de que ése sea el cuerpo de mi hija. No sé si es Cathaysa o no, ya no confío en nada", lamenta esta madre.

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