El párroco Miguel Hernández se despide de la Iglesia de San Ginés: "Deja una huella imborrable"

La alcaldesa de Arrecife ha escrito una carta de agradecimiento, en la que destaca la labor de Hernández "como sacerdote y ciudadano": "Ha sido todo un ejemplo de entrega y generosidad sin límites", señala Ástrid Pérez

6 de septiembre de 2021 (18:30 CET)
Actualizado el 6 de septiembre de 2021 (18:34 CET)
El párroco de San Ginés, Miguel Hernández, junto a la alcaldesa de Arrecife
El párroco de San Ginés, Miguel Hernández, junto a la alcaldesa de Arrecife

Miguel Hernández se despidió este domingo como párroco de la iglesia de San Ginés en Arrecife para emprender "otra etapa de su viaje sacerdotal que se desarrollará en tierras peninsulares". Así lo ha destacado la alcaldesa de Arrecife, Ástrid Pérez, que ha escrito una carta de agradecimiento al hasta ahora párroco de la capital, por la "huella imborrable" que deja en la ciudad. 

Según explica Pérez, Miguel Hernández celebró este domingo su último oficio religioso como párroco de la iglesia matriz de San Ginés de Arrecife, despidiéndose de los feligreses "en el tono justo y preciso, con la erenidad de alguien que no está apegado a las cosas materiales y que confía en los designios del Dios hacedor del mundo"

Ahora, se trasladará a la Península, donde realizará "un año de actualización pastoral en el Instituto Superior de Pastoral, perteneciente a la Universidad Pontificia de Salamanca".

"Por ello, en mi calidad de alcaldesa de Arrecife, deseo darle las gracias públicamente por ese tiempo de convivencia con nuestra ciudad, donde deja una huella imborrable, el producto de sus catorce años de estrecho contacto con los feligreses de Arrecife y también de Playa Honda, en los que ha compartido alegrías y sinsabores; proyectos de futuro en común, nacimientos y despedidas; tareas que compartió con su responsabilidad del arciprestazgo de Lanzarote y con las labores de capellán del Aeródromo Militar de la Isla. Sé que a veces se multiplicaba, y que lo hacía sin perder su especial talante, ese carisma que le ha hecho tan popular entre los nuestros", expone la primer edil.

Para Ástrid Pérez, la labor de Miguel Hernández "como sacerdote y ciudadano" ha sido "todo un ejemplo de entrega y generosidad sin límites, siempre comprometido con lo común; solidario y participativo, protegiendo y promoviendo la dignidad y el bien de todos, con una especial disposición al cuidado de los más indefensos, en una invitación constante a la atención, a la compasión, a la reconciliación y a la recuperación de los valores del ser humano desde el respeto y a la aceptación de las diferencias".

"El Papa Francisco, en su mensaje con motivo de la 54 Jornada Mundial de la Paz el 1 de enero pasado, señalaba que 'no hay paz sin la cultura del cuidado', 'que en el mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, que se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia'. Y así es como le definiría y como creo que será recordado por todos, como un sacerdote artesano de la paz, un aglutinador de voluntades en pro de un mundo más solidario, un servidor de la Iglesia capaz de trabajar sin miedos y sin recelos, labrando con la palabra y el ejemplo cotidiano el camino de esperanza que la sociedad actual necesita", continúa la alcaldesa de Arrecife en su misiva de agradecimiento al párroco. 

"Le extrañaremos y le recordaremos siempre, se lleva usted parte de nuestro afecto y respeto", añade Ástrid Pérez, que aprovecha también para dar la bienvenida al sacerdote Juan Carlos Medina, que ha sido designado por el obispo de la Diocesis de Canarias, Monseñor José Manuelos, para hacerse cargo a partir de ahora de la parroquia de San Ginés, "esperando que continúe -como dijo Machado- haciendo camino al andar". 

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