Por ACN
La cena romántica es la opción elegida por la mayoría de los canarios como prólogo a sus relaciones sexuales. La invitación a una velada gastronómica romántica está en la mente del 43,3% de los encuestados en las Islas Canarias, según se desprende del estudio nacional "Sexo y Gastronomía" realizado por Sigma 2 mediante 2.803 entrevistas a personas mayores de edad, para la Asociación Española para la Salud Sexual (AESS).
Los canarios son los españoles que más se decantan por este prolegómeno, un dato que supera la media nacional que se sitúa en un 31,9%. A Canarias le sigue Cataluña (34,9%) en la elección de la cena como preámbulo al encuentro sexual. Ambas se encuentran a la cabeza de un ranking que cierra Castilla y León con un 27,2%.
Aunque esta es una práctica levemente más extendida entre los hombres (32,5%), el porcentaje de mujeres le sigue muy de cerca (31,3%). Por edad, es la franja comprendida entre 30-44 años la que más se decanta por esta opción como medio para conseguir tener relaciones sexuales con su pareja.
En un comunicado la AESS explica que más de la mitad de los canarios (61,1%) ha invitado a cenar alguna vez a su pareja con este fin, si bien son superados por los murcianos con un 68,1%. Por el contrario, Navarra es la comunidad que menos invita a cenar con fines sexuales (38,5%).
Pasar un fin de semana juntos es la segunda opción elegida por los españoles, después de la cena romántica. Sólo el 20,2% de los canarios lo contempla como primera opción. Navarra con un 33,5% encabeza esta preferencia, más común entre los jóvenes (35,6%) mientras que la franja 30-44 años prefiere la cena (35,7%).
Afrodisiacos
Desde la antigüedad, muchos alimentos han sido utilizados o mitificados por sus propiedades para aumentar la capacidad sexual. Mito o leyenda, los españoles lo tienen claro cuando hablamos de esta asociación. Así, casi una cuarta parte de los canarios (23,4%) cree en los atributos afrodisíacos de ciertos alimentos, unos puntos más que la media nacional (20,7%), mientras que el 73,7% no secunda esta convicción. Esta creencia es más defendida por los jóvenes en un 29,6% y pierde intensidad a medida que aumenta la edad de la población.
En cuanto al resto de comunidades, Baleares (24,6%), Navarra (24,4%) y Madrid (24,2%) son las regiones donde más se cree en el "poder" afrodisíaco de ciertos alimentos. Por su parte, Extremadura, con un 14,6%, y Asturias, con un 16,1%, secundan menos esta opinión.
El marisco sigue siendo el rey entre ese porcentaje que cree en los atributos sexuales de los alimentos. Al igual, que en el resto de España, ostras, langostinos y langostas ocupan el lugar preferente (16,2%) en esta lista de alimentos más afrodisíacos según los canarios.
Por otro lado, el empleo de alimentos en los juegos eróticos casi no se contempla entre los españoles en el binomio gastronomía-sexo. Aun así, Canarias es la comunidad que más los usa: uno de cada cuatro canarios (25,4%) afirma haberlos empleado en el acto sexual, frente al 19,5% de la media nacional. Asturias cierra con un 9,2% de población que emplea alimentos en el acto sexual.
La mayoría de los hombres y mujeres de España otorgan gran importancia a los preliminares, ya que más del 90% los emplean en sus relaciones sexuales. Una cuestión defendida por ambos sexos si bien la mujer lo valora en mayor medida.
"Disfrutar de una cena romántica puede establecer un marco idóneo para crear la complicidad necesaria y abordar una posterior relación sexual plena sin ansiedad, lo que deriva en una mejor disposición para los preliminares. Es indudable que la gastronomía ha jugado y seguirá jugando en la historia de las relaciones de pareja un papel muy destacado como prolegómeno al encuentro sexual", comenta el sexólogo y experto gastronómico Ángel Ruiz Ejarque.
A pesar de ser la cena romántica el prólogo para mantener relaciones sexuales con mayor número de adeptos entre los españoles, organizar un encuentro gastronómico con tu pareja puede suponer un verdadero problema para aquellos varones que sufren disfunción eréctil.
Ésta es una patología que repercute directamente en la vida sexual de los hombres que la padecen y en la de sus parejas. Además, su factor psicosocial es muy acusado entre los afectados, especialmente a la hora de plantearse ciertas actividades lúdicas muy vinculadas al encuentro sexual, ya que provoca falta de autoestima, inhibición del deseo sexual o deterioro en la comunicación con la pareja. "El impacto psicológico que supone padecer esta enfermedad puede llegar a ser tan importante como la propia patología, ya que el individuo se ve afectado en su parcela más íntima", en opinión del Dr. Ignacio Moncada, presidente de la AESS.
Disfunción sexual
Es la disfunción sexual más común entre los varones (se estima que más de dos millones de españoles sufren esta enfermedad) seguida de la eyaculación precoz y la retardada. Según datos de la AESS, los pacientes tardan en torno a cinco años en comenzar a buscar soluciones para sus trastornos sexuales.
Dependiendo de los hábitos sexuales de la pareja, es decir, del tiempo que dedican a los preliminares o de sus hábitos alimenticios, los pacientes con disfunción eréctil y su médico pueden elegir el tratamiento más adecuado a sus necesidades. Puede ser valioso evaluar la importancia que el paciente le dé a la interacción o no del tratamiento que se prescriba con los alimentos, ya que existen tratamientos que no interactúan con alimentos, proporcionando al paciente mayor libertad en sus hábitos alimenticios.
Asimismo existen diferentes tratamientos orales eficaces, seguros y cómodos en la toma, que permiten disponer o bien entre 4/5 horas de efectividad, o hasta 36 horas en otro caso, y cuya absorción no se ve afectada por la ingesta de alimentos. La existencia de "un plazo" para mantener la relación sexual puede resultar un elemento de excesiva presión para los varones que sufren esta patología y sus parejas. Dependiendo de los hábitos sexuales y preferenciales de cada paciente, muchos pueden encontrar que estos atributos desligan psicológicamente en su mente y en la de su pareja la toma del fármaco con la actividad sexual, imitando la naturalidad propia de las relaciones sexuales.