Las protestas de los grupos de estudiantes contra el famoso Plan Bolonia también han llegado a la isla, y es que los alumnos de los diferentes centros educativos de enseñanza secundaria se han echado a la calle para protestar, pacíficamente y a base de silbidos y gritos, contra lo que consideran "una privatización de las universidades", según apuntan desde la propia Junta de Delegados del IES Las Salinas, uno de los institutos conejeros más implicado en las manifestaciones, promovidas por el Sindicato de Estudiantes Estatal (SE).
Los alumnos realizaron a las 10:00 horas una concentración a las puertas de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, sita en Arrecife, tras la cual continuaron manifestándose en diversas calles, realizando una nueva concentración en la rotonda de la calle José Antonio, donde se reunieron centenares de alumnos con pancartas y silbatos. Varios de los automóviles que circulaban por las carreteras colindantes mostraron su apoyo al alumnado mediante bocinazos.
Asimismo, los alumnos repartieron folletos explicativos en los que explicaban los motivos de la protesta, en parte redactados por el Sindicato de Estudiantes de Izquierda, entre los que figuraban las quejas contra "el incremento del pago de las matrículas universitarias y el cambio en el sistema de enseñanza (en lugar de licenciaturas y diplomaturas, grados, postgrados o máster) lo que se considera casi una privatización de las universidades", según definían en los folletos.
Además, los estudiantes aseguraban en un comunicado conjunto que el Plan Bolonia "pretende reducir el número de becas a conceder, mantener las universidades públicas por empresas privadas, invertitr mas en centros privados y concertados que en la educación pública".
El Plan Bolonia
El llamado "Plan Bolonia" surge del esfuerzo conjunto de las diversas universidades europeas, que pretenden unificar sus programas educativos desde 1999, cuando los ministros de la Unión Europea firmaron la Declaración de Bolonia, un plan de convergencia para facilitar los intercambios de estudiantes y titulados entre los países de la unión.
Excepto las carreras más complejas como medicina o veterinaria, las carreras universitarias pasarán a ser de tres años de duración. Para completar la formación y conseguir especializarse, los alumnos podrán usar los máster oficiales, que serán ofertados por las propias universidades con precios que oscilan entre los 1.000 y los 6.000 euros.
Para financiar a los estudiantes en estos estudios posteriores, se dotarán becas-préstamo que ellos mismos deberán devolver cuando consigan el el sueldo medio. Si en quince años no tienen un trabajo suficientemente bien remunerado, quedarán exentos de devolver este préstamo. De esta forma habrá dos niveles de estudio:
En primer lugar el Grado, con una duración de tres o cuatro años, con el objetivo de proporcionar "conocimientos generales básicos para la integración en el mundo laboral", que darán lugar a los títulos de licenciado, arquitecto o ingeniero. Para obtener estos títulos habrá que superar un examen de evaluación general del Grado, incluso teniendo todas las asignaturas aprobadas. Si no se supera este examen, ni se obtiene el título ni se puede optar al postgrado, por lo que el Sindicato de Estudiantes Estatal considera que es una medida que "reduce el número de alumnos en las universidades".
En segundo lugar, estaría el Postgrado, que incluye las especialidades de las actuales carreras. No obstante, al existir un ránking de universidades (aprobado por la LOU), habrá una distribución de la financiación pública en la que tendrán preferencia unas universidades sobre otras. Asimismo, las empresas privadas jugarán un papel fundamental en la enseñanza, ya que el 50 por ciento de los créditos deberán corresponder a actividades fuera de la universidad (prácticas emrpesariales) en las que los alumnos no tendrán derecho a un sueldo a pesar de desempeñar estas actividades.