La "rebelión" de Las Kellys, que comenzó con un pequeño grupo de desahogo en Facebook y se ha ido extendiendo por toda España, ha llegado también a Lanzarote. Son las camareras de piso de los hoteles, "las que limpian las habitaciones", como se definen a sí mismas, sacando de ahí ese nombre de "Las Kellys". Y están dispuestas a levantar la voz para denunciar sus condiciones laborales.
Aunque este movimiento tiene aún pocos rostros visibles, entre otras cosas para evitar represalias en sus trabajos, en Lanzarote han decidido convocar una primera manifestación para este martes 8 de marzo, coincidiendo con el día de la mujer trabajadora. Eso sí, será una protesta simbólica y sin la presencia de las protagonistas.
"Estaremos trabajando, no podemos pedir días libres a causa de nuestra precariedad laboral y por eso colocaremos unos maniquíes simbolizando nuestra situación", explican desde este colectivo, que ha convocado esta cita a las 10 horas en la calle Real de Arrecife, frente al Cabildo Viejo.
Una larga lista de reivindicaciones
Con este acto, Las Kellys de Lanzarote pretenden visibilizar sus problemas y sus reivindicaciones. Entre otras cosas, reclaman una reducción de la edad de jubilación; "terminar con la externalización del departamento de pisos en las empresas hoteleras"; una revisión de la ley del turismo "para poder vincular la categoría de los hoteles con la calidad de trabajo ofrecida, tanto al personal como a los clientes"; y una reducción de la carga de trabajo para el personal de los hoteles y, especialmente, para el departamento de pisos.
La protesta simbólica de este martes será solo su primer paso para hacerse ver y oír en la isla. De hecho, en Lanzarote siguen organizándose y ya tienen prevista una presentación oficial el próximo 28 de marzo, en la Casa de La Juventud en Arrecife. A esa cita está previsto también que acuda María Pazos Morán, autora de "Desiguales por Ley".
El movimiento de Las Kellys lo iniciaron dos camareras de piso de Lloret de Mar (Girona), que el año pasado abrieron una cuenta en Facebook para compartir los problemas de su oficio. Desde entonces, cientos de "kellys" de toda España se han ido sumando a esa página. Y así han descubierto que sus historias tienen mucho en común: problemas de salud derivados de su trabajo, precariedad laboral, reducciones de plantilla que les obligan a multiplicar el número de habitaciones por trabajadora… Pero, sobre todo, una sensación de invisibilidad. Por eso, alentadas por la unión y la fuerza que les han dado las redes sociales, ahora están dispuestas a hacer pública también esa "rebelión" fuera de Internet.
