Entrevista: Totoyo Millares

"He sacado el timple de la taberna"

Usted ha grabado más de ochenta discos a lo largo de toda su trayectoria. ¿Qué ha supuesto grabar este último, "Las manos del maestro", junto a José Antonio Ramos?Supone una ilusión tremenda, y más ...

24 de julio de 2006 (04:17 CET)
He sacado el timple de la taberna
He sacado el timple de la taberna

Usted ha grabado más de ochenta discos a lo largo de toda su trayectoria. ¿Qué ha supuesto grabar este último, "Las manos del maestro", junto a José Antonio Ramos?

Supone una ilusión tremenda, y más cuando se trata de algo entre profesor y alumno, en este caso, un alumno muy especial. Hemos trabajado muy bien en este disco, y lo estamos llevando por las diferentes islas a través de conciertos. Al mismo tiempo, este disco ha sido para mí una cosa muy novedosa y muy curiosa, porque es la primera vez que se hace un diálogo de timples. Además se han hecho unos arreglos bastante modernos, con un estilo casi neoyorquino, con saxos, y experimentos con violín, chelo y una serie de instrumentos y músicos fabulosos.

¿Y cómo se ha sentido al volver a un estudio de grabación?

Hacía ya treinta años que no grababa, pero el estudio de José Antonio es bastante casero, en el sentido de que estamos en confianza. No es lo mismo grabar allí que en un estudio de Barcelona o Madrid, donde te encuentras con gente extraña. Por ejemplo en Madrid, hace muchos años, estuve grabando con mucha gente, como esta muchacha que ha muerto recientemente, Rocío Jurado, o Joan Manuel Serrat. Todos comíamos juntos en el comedor pero había gente que no conocía de nada.

Y también se ha subido de nuevo a un escenario, ¿cómo se ha sentido al sentir una vez más el timple entre sus manos, ante tanta gente?

Yo rompí el hielo en la isla de La Palma, en el Convento de San Francisco. Y subirse al escenario y ver al público fue para mí como revivir una cosa que ya había perdido, una sensación muy rara, aunque enseguida empecé a encontrarme bien con el público de aquí, que es muy cariñoso y muy querido. Desde La Palma fuimos a La Gomera y a El Hierro, y allí me encontré de nuevo muy feliz porque tuve la ocasión de conocer a gente estupenda. Después ya fuimos a Tenerife y a Las Palmas, y allí me sentí...buf, aquello era muy fuerte para mí, no tenía fuerza ni para hablar.

¿El repertorio de estos conciertos es el mismo que el del disco?

Sí, es el del disco. Son temas míos, junto a otros de José Antonio. Hemos hecho un montaje bonito: más actualizado, más de la época que estamos viviendo, porque los míos son temas ya muy viejos, pero encajan bien.

Este disco se llama "Las manos del maestro". Está claro que usted es el maestro, pero ¿qué tienen sus manos para haber revolucionado de ese modo el folclore canario?

(Risas) Pero yo soy maestro de maestros, porque ellos ahora son maestros también. Es cierto que yo fui el que empezó con todo esto, ya tengo en mi haber sesenta y seis años de experiencia y he tenido 48.000 alumnos. ¿Usted cree que en España existe algún señor que haya llevado él solo a 48.000 alumnos? Es muy difícil. He enseñado a gente de todas partes: de Alemania, de Latinoamérica, de la Península, Japón, Portugal...

Remontándonos a su niñez, ya que usted empezó a tocar el timple a la edad de cinco años, ¿cómo se sintió atraído por este instrumento?

Yo me metí en esto porque sentía que el timple tenía que hacer algo más que tocarse en las juergas y las borracheras, creía que había que sacarle más partido. Me gustaba desde niño, y eso que mi auténtica pasión era el violín. Yo estudié seis años de la carrera de violín, y lo dejé aparcado por una serie de circunstancias. Pero yo oigo un violín y ya me paro y lo dejo todo, me apasiona. Pero yo creo que saqué al timple de la taberna, porque el timple tiene muchas más posibilidades, y tenía que desarrollarse. El primero que dio un concierto de timple fui yo, y el primero que tocó con una Orquesta Sinfónica también fui yo... Los demás han venido después, y han surgido simplistas extraordinarios, como Domingo Rodríguez o Benito Cabrera. Con ellos el timple tiene el futuro garantizado para las nuevas generaciones.

¿Cómo cree que se encuentra ahora mismo la música canaria en el mundo?

La música popular canaria está en todas partes, cosa que antes ni se conocía. Ha llegado a cotas inimaginables, lo que estamos viviendo hoy era impensable hace cuarenta años. Me acuerdo una vez que toqué yo en Madrid, hace ya muchos años, y llegó una emisora muy popular y un rítico de música que me ponía el timple por las nubes. Me dijo que era una cosa increíble, que no entendía cómo un instrumento tan pequeño podía desarrollar tanta armonía, calidad y sensibilidad. Así que la música popular canaria se ha extendido más de lo que yo podía imaginar.Estoy contento, me puedo morir tranquilo porque sé que el timple, por el que tanto luché toda mi vida, ha tenido su fruto. Para mí es una satisfacción.

¿Cómo comenzó su relación con José Antonio Ramos?

Él dice que una vez escuchó en la radio mi música y le gustó mucho. Su padre le avisó que yo había puesto una Academia de timple, que fue la primera en Canarias, y entonces su madre me lo trajo. José tendría ocho o nueve años, era un crío. Pero yo vi a un niño muy serio para su edad, muy disciplinado, se le veía en la mirada que era un chiquillo que estaba buscando algo más que tocar por tocar. Tenía unas facultades naturales que no se pueden aprender.

¿Usted cree que un músico nace o se hace?

Un verdadero músico no puede hacerse. En el siglo XIX ya se decía: "No hay músicos ni pintores ni poetas, hoy hay fabricantes de música, de pintura, y de poesía". Y si eso se decía en el siglo XIX, imagínese hoy... Uno se puede formar como músico pero no llega a ser realmente un músico. En el arte no existe eso del aprendizaje.

Pero también es importante la labor de un buen maestro...

Sí, si hay una base mala, ese genio se puede estropear, pero si se tiene un buen profesor, un maestro bueno que esté al nivel del alumno, entonces ya es diferente. De todas formas, esto es un poco complicado...

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