No está dispuesto a quedar como "el malo de la película". Blas Cedrés Mesa, el presidente de la Asociación de Vecinos de Altavista, al que más de 150 residentes del barrio le acusan de haber "secuestrado" el centro sociocultural, está desconcertado. No sabe a que se debe tanta acusación hacia su persona y lamenta que nadie le haya comentado "las quejas". Asegura que cuando se hizo cargo del colectivo, había un "vacío legal" que ha intentado recuperar y el local estaba abandonado. "Tuve que limpiar las cabezas de gallo que estaban dispersas en la dependencia por las peleas que allí se celebraban, sacar un bingo ilegal y no disponía de ninguna documentación referente a la asociación", afirma Cedrés.
Es la otra versión de un altercado vecinal que ha enfrentado a la Junta Directiva de la AA.VV. de Altavista "Padre Claret" con los vecinos, en el que han tenido que mediar representantes políticos del Ayuntamientos de Arrecife. El próximo viernes se reunirán para conciliar las posturas, y Blas Cedrés adelanta que no se va a oponer a dejar su cargo, pero que, ante todo, quiere "lavar su imagen".
Cedrés niega categóricamente todas las acusaciones que se han proferido contra él y sostiene que cuenta con la documentación "para demostrarlo". Según su relato, cuando en 2003, fue nombrado presidente heredó una cuenta bancaria embargada, porque no se pagaba la contribución, una deuda de 19.237,48 euros por facturas de agua desde el año 1998 y una asociación con escasas actividades, y con ninguna documentación de actas, ni estatutos y con un local sin materiales.
"No soy delincuente ni ladrón y me considero una persona seria. Yo sólo he trabajado por Altavista", se defiende Blas Cedrés tras los hechos sucedidos este martes. Lo primero que aclara es que él también es socio fundador, que trabajó en la construcción del local y que pagó cuando no podía ir a trabajar.
En la actualidad, el presidente afirma que la asociación tenía un contrato con el Ayuntamiento, hasta antes de las elecciones, por el que dos monitores daban clases en el local y que, también, se desarrollan varias actividades para los jóvenes del barrio, porque sigue siendo una "casa cultural", añade. De hecho, según Cedrés este contrato con el Consistorio es el que permite que se siga financiando, ya que no reciben ningún tipo de subvención, como ha declarado Rosario González, propietaria de un negocio del barrio, que ha liderado las quejas de los vecinos. Es a ella a quien Blas Cedrés responsabiliza de haber difundido en los medios unas "acusaciones falsas".
Hace años que la asociación se quedó sin socios. Pasó de tener cerca de 1.000 a no tener ninguno. Todos dejaron de pagar, ya que desconfiaban del presidente "porque no veían el dinero", explican varios vecinos.Sin embargo, Cedrés argumenta que en los antiguos estatutos se recogía un impago de tres meses como una baja automática.
Ahora, según el presidente, la asociación sólo se compone de la Junta Directiva y en varias ocasiones, él ha tenido que poner dinero de su bolsillo para pagar la limpieza del local y la factura de la luz. "Ni la Justicia condena a alguien sin poder dar la posibilidad de defenderse", lamenta Cedrés. "He sido acusado de una forma que no me lo merezco. Me gustaría llegar a un entendimiento con los vecinos".
