El poder de la imagen

Una imagen vale más que mil palabras. Este gastado tópico define como nada el increíble poder sugestivo de las imágenes que describen la actualidad y la realidad. Es el poder de la fotografía que cada día es contemplada por miles ...

29 de julio de 2005 (03:47 CET)

Una imagen vale más que mil palabras. Este gastado tópico define como nada el increíble poder sugestivo de las imágenes que describen la actualidad y la realidad. Es el poder de la fotografía que cada día es contemplada por miles o millones de personas para informarse sobre el acontecer del mundo. Y en un mundo cada vez más corroído por las injusticias y los conflictos olvidados, un lugar cada vez más frío y mediatizado, el poder de la imagen es imprescindible para superar la indiferencia en la que estamos sumidos y sentir el drama o la alegría de cada momento que pasa.

La vida es lo que transcurre ante nuestras generalmente indiferentes miradas en las fotografías que se exponen desde ayer en la Casa Agustín de la Hoz de Arrecife, pero tal es la fuerza de estas imágenes, que poco a poco se percibe un atisbo de dolor, de emoción o de admiración en la cara de los visitantes.

Una joven se detiene ante una gran fotografía desplegada en una de las paredes de la sala de exposiciones. La escena es sobrecogedora, pero aún lo es más la historia que explica la fotografía. Nueve marines norteamericanos cayeron en una emboscada cuando se desplazaban en un vehículo militar por una de las carreteras de Irak. Ocho de ellos perdieron la vida combatiendo, pero uno sobrevivió. Y en ese momento apareció un atrevido fotógrafo, uno de esos que llevan consigo las tropas americanas a modo de informadores oficiales, y sacó una impresionante imagen del único afortunado. No podemos saber si la fotografía se hizo a proposito para ensalzar la heroicidad de los marines, pero el poder sugestivo de la imagen ya ha captado la atención del espectador y su retina no la olvidará en mucho tiempo. Al que podríamos llamar como un tío con mucha suerte, al final no tuvo tanta. Tres días después de sobrevivir a un verdadero infierno, fue asesinado en la misma intersección. En fin, la vida tiene un fino sentido de la ironía.

El drama de las pateras se vive en nuestro Archipiélago a diario. El miércoles arribaron a la costa de Lanzarote dos pateras con 81 subsaharianos y el que más y el que menos se enteró de lo sucedido por los periódicos o por la televisión. La gente ya está cansada de los especiales y los reportajes de los programas de turno de la televisión en los que se ve a los pobres desgraciados que en busca de una vida mejor arriesgan la integridad de la única vida que tienen. Y lo que hacemos la mayoría al ver esas imágenes en el telediario es seguir comiendo. La televisión no tiene ni por asomo el poder sugestivo de la fotografía. Las imágenes se suceden tan rápido que no se puede leer el drama escrito en las caras de los inmigrantes. Pero en la fotografía que estos días podemos ver en la sala de exposiciones de Arrecife, la desesperación, la proximidad a la muerte y la esperanza están tan presentes en las caras de uno de los hombres captados por la cámara que en nuestros corazones, o mas bien estómagos, ya no queda lugar para la indiferencia.

Una mujer llora al lado del frío cuerpo de un familiar, al que un devastador tsunami acaba de quitar la vida. Se trata de una impresionante fotografía tomada a finales del año pasado en el sur de Asia tras el desastre natural más aterrador en lo que llevamos de este siglo. La imagen fue captada por el objetivo del fotógrafo Arko Datta en la región hindú de Cuddalores. La fotografía en cuestión es la ganadora de la presente edición de World Press Photo. Los lanzaroteños podremos admirar ésta y otras obras artísticas de actualidad hasta el próximo 20 de agosto en la Casa Agustín de la Hoz de Arrecife, donde el miércoles se inauguró la exposición en la que se pueden ver las mejores imágenes de fotógrafos independientes tomadas por todo el mundo, buscando siempre un enfoque innovador y original de la actualidad.

Un exiliado iraní que se cosió los labios y los ojos, el cadáver ensangrentado de un palestino asesinado por las tropas israelíes, un hombre enjaulado y hostigado por los marines en Abu Grahib. Son algunas de las fotografías, acompañadas de increíbles o desgarradoras historias, que nos presenta esta impresionante muestra. Hay mucho en lo que podemos pensar deambulando por la sala de exposiciones.

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