El IV Certamen de Micorrelatos de Radio Lanzarote-Onda Cero ya tiene sus primeros participantes y, como en años anteriores, La Voz irá publicando los cuentos que se vayan recibiendo durante todo el verano. En esta ocasión, la trama deberá incluir una historia de terror o de miedo y, como en ediciones anteriores, también tendrá que estar presente la radio.
La extensión máxima es de cien palabras (incluyendo el texto del relato y el título). Cada autor podrá presentar un máximo de cinco microrrelatos, que pueden estar firmados con seudónimo, pero se deberá adjuntar siempre el nombre del autor y un teléfono de contacto. Los interesados deberán enviar sus textos antes del 31 de agosto al correo electrónico concursorelatos@lanzarotemedia.net.
Éstos han sido los primeros en recibirse:
Silencio eterno
Autor: Naujnas
Estaba siempre escuchando la radio. Se sentaba delante de la ventana y pasaba las horas escuchando una emisora de noticias, como si le preocupara que Israel bombardeara Gaza o que los militares tailandeses hubieran derribado el gobierno. Temía el silencio. Me decía que, si alguna vez se quedaba sin pilas para el transistor, él se moriría. Sí, me lo tomaba a risa, pero cada vez que iba a visitarle procuraba llevarle un paquete de pilas. Sólo una vez se me olvidó.
Me resultó extraño, cuando le vi en el ataúd, que tuviera el transistor apagado, rodeado de silencio.
Zyklus
Autor: José Ramón Navas
Ahora, tumbado al sol al borde de una piscina pública, no reflexiona mucho más por lo que ha hecho. No merece la pena. Sabe que la policía no le investigará, no saben que existe. No saben quién es Zyklus porque es un hombre sin identidad. Es un fantasma con vida en el hábitat urbano, por lo tanto, la policía, si investiga el crimen de Laura, perseguirá a un Juan Nadie cualquiera. Las noticias en la radio dan la trágica noticia, pero él ignora la voz de la fémina que narra el luctuoso suceso con palabras vacuas de sentimiento.
La Cueva del Diablo
Autor: José Ramón Navas
Un chirrido metálico le sobresaltó en mitad del sueño. Saltó como una liebre y se situó fuera de la caverna para observar de dónde provenía aquél sonido. De repente se hizo un silencio sepulcral. ¿Le estaría observando alguien? Miró de nuevo su reloj y comprobó que tan sólo llevaba media hora dormido y que la radio se había apagado. No había dejado de llover y tenía toda la pinta de que tampoco iba a parar durante mucho tiempo, puesto que la tormenta ahora arreciaba con más fuerza y los truenos se dejaron notar con mayor intensidad.
Negligencia
Autor: Mei Morán
Poco a poco volvieron a sus casas. Cerraron puertas, ventanas y grifos. La radio que, en su apresuramiento y pavor también habían olvidado apagar, intentaba apaciguar a la población y los responsables del programa se deshacían en disculpas. El anuncio del ataque con gas de los marcianos había sido solo una broma de mal gusto. Los días siguientes transcurrieron tranquilos y los habitantes ganaron de nuevo confianza. Cuando semanas más tarde, los agresores venidos del espacio aterrizaron con sigilo a las puertas de la ciudad la emisora no se atrevió a difundir la noticia.