Las llamas de las hogueras de San Juan presidieron anoche la celebración de una de las fiestas con más solera para los conejeros. Miles de isleños salieron a la calle sin prestar atención a las tardías horas de la celebración para admirar el espectáculo de luces que llenó los recovecos más insospechados por toda la geografía lanzaroteña. La fiesta ritual del comienzo del verano en la noche más corta del año se convirtió en un alarde de alegría y diversión de los conejeros, que no dudaron en organizar asaderos, bailes y cantos en plena calle a la luz de las llamas.
Las fiestas de San Juan y especialmente sus hogueras son especiales para los conejeros, quizás no en la misma medida que para los alicantinos, pero no con menos ilusión. Dos municipios de la Isla celebran estos días su Día Grande, que no es otro que el de San Juan. Haría y Tinajo se visten de gala esta noche, y la fiesta continuará hasta mañana. No será así para el resto de los conejeros, pero hubo un día que en Lanzarote San Juan era día festivo para todos.
Como en muchos lugares de nuestro país, en Lanzarote la fiesta de San Juan tiene extraordinaria raigambre.Hasta hace muy pocos años era un día no laboral. Antes de la llegada del turismo se procuraba para esta fecha tener terminadas las labores del campo. Era una noche de fiesta, de relaciones humanas y familiares.
En fechas anteriores al día veintitrés, los niños, ayudados a veces por sus mayores, van recogiendo maderas y todo tipo de material combustible para hacer unas grandes piras. A ésta se la suele coronar con un muñeco, "el facundo". En la medianoche del 23 al 24 de junio ésta será quemada, haciendo grandes hogueras. En cualquier dirección que miremos, a la medianoche, veremos fogatas.
A la sombra de estas piras las familias y amigos, también como una tradición que se acentúa, prepararán con leña o carbón vegetal los asaderos-parrilladas. Las chuletas y sardinas son lo más común. En estos, como rito, no deben faltar las piñas asadas al fuego.
A la tradición de las fogatas-asaderos hay que añadir otra no menos arraigada, que el progreso va relegando al olvido. El día de San Juan era el día de ir en familia a la playa al primer baño oficial. Bañarse antes de esa fecha, se decía antaño, era malo.
Con el desarrollo turístico de la franja costera de Haría, este municipio ha pasado a dar relevancia a sus fiestas de san Juan, que han pasado a primer plano relegando a las de su patrona. En esa localidad y en los pueblos costeros estas fiestas tienen una particular relevancia.