Dicen que la Naturaleza es sabia, y ha premiado a la isla de Lanzarote con una gama de colores difícil de encontrar en otros puntos del planeta. Contrastes que no pasan desapercibidos para aquellos que dedican su vida a proyectar ciudades, edificios y paisajes: los arquitectos. Esta semana se celebra en Lanzarote el II Congreso Internacional de Arquitectura, que este año gira en torno al "color" y hará hincapié en las políticas de contención del crecimiento y conservación del territorio.
Aunar las restricciones y la creatividad es un reto para los más de cuarenta alumnos y directores de este Congreso, que durante siete días, tratarán de buscar soluciones en la Isla. "Vamos a intentar que las restricciones sean contempladas desde un punto de vista creativo, y al mismo tiempo, ejercer una poscrítica con respecto a los lugares y emplazamientos donde la normativa es demasiado restrictiva", ha explicado Izakun Chinchilla, arquitecto participante en el Congreso. Para ello, los estudiantes realizarán intervenciones directas sobre la Naturaleza, alterando los colores en tres puntos vitales de la Isla. "De esta forma se dará una pista a la propia gente de la Isla, para que vean qué cosas podrían cambiar y no están cambiando, activar de esa forma el color que está latente en Lanzarote".
Los organizadores de este II Congreso Internacional de Arquitectura lo consideran como un primer paso para la defensa del Urbanismo como actividad democrática, que dé voz al mayor número de instituciones y ciudadanos. "Me parece una atrocidad que los arquitectos nos erijamos como los únicos que podemos participar en este proceso; tiene que haber fórmulas de participación y de participación de todos los agentes sociales", ha añadido Izaskun.