"Ha sido una experiencia inolvidable". Éste es el resumen que hace Mary, una lanzaroteña que acudió a las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Madrid, para ver al Papa. Junto a ella, otros 40 conejeros se trasladaron hasta esta ciudad para participar en este evento religioso. "Es tan emocionante que no puedo ni describirlo", señala esta mujer.
Los 40 lanzaroteños, divididos en varios grupos, disfrutaron de esta visita de Benedicto XVI a España. "Ha sido una experiencia fantástica, estar rodeada de tanta y tanta gente, todos con el mismo objetivo", indica Mary. "Todo el mundo te saludaba, aunque no le conocieras de nada, es algo impresionante. Hay que vivirlo para saber lo que fue, ese sentimiento de unidad mundial. Yo no pensaba que tanta gente vivía bajo una misma fe", afirma.
Esta mujer no entendía por qué la gente lloraba cuando veía al Papa. Sin embargo, después de haber vivido la experiencia, comprende la emoción que sintieron las personas cuando apareció Benedicto XVI. "Yo también lloré, porque era algo increíble, todavía se me ponen los pelos de punta", señala.
A Mary le sorprendió la gran cantidad de gente que había en Madrid para participar en estas Jornadas Mundiales de la Juventud. "Te pegabas dos horas en el metro de todas las personas que había", indica. Mary, que se hospedó junto a varios lanzaroteños en un hotel. "Para comer sí que nos dieron vales. Estuvo muy bien organizado", explica.
Sin ver de cerca al Papa
Pese a lo bien que se lo pasó este grupo de conejeros, lo cierto es que hubo un día que no fue demasiado "bonito". La jornada en la que el Papa llegó a Cuatro Vientos, una parte de estos 40 lanzaroteños se quedó fuera del recinto y no pudo ver de cerca a Benedicto XVI. "Cerraron las puertas y la gente que había fuera, aunque teníamos acreditación para entrar, no pudimos pasar. Eso fue una gran pena, la verdad".
Sin embargo, fuera del recinto también sintieron la emoción de este evento religioso. "Teníamos pantallas fuera y pudimos seguir sus palabras", explica emocionada esta conejera.