Cabras y malos olores continúan conviviendo con los habitantes

Los corrales de Soo, un problema de décadas aún sin resolver

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21 de octubre de 2010 (01:59 CET)
Los corrales de Soo, un problema de décadas aún sin resolver
Los corrales de Soo, un problema de décadas aún sin resolver

Cansados. Así es como se encuentran la mayoría de los ganaderos de Soo tras llevar años esperando a que sus corrales sean sacados del casco urbano de la localidad donde llevan ubicados toda una vida. Una realidad que también padecen los propios vecinos del pueblo que, día a día, sufren los olores que emanan de estas instalaciones ganaderas situadas en las cercanías de sus viviendas.

Hace ya más de una década que se viene hablando de la necesidad de sacar estos corrales fuera del casco urbano de la localidad. Y es que, por salubridad, las instalaciones ganaderas deben situarse fuera de los núcleos rurales. Pero, lo cierto es que, hoy por hoy, todavía no se ha encontrado una solución al problema.

Primero fue el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) el que impedía llevar estas instalaciones fuera del pueblo pero, una vez superado esto y conseguida la calificación territorial del Cabildo hace un par de años para la construcción de los corrales en unos terrenos que el Ayuntamiento de Teguise adquirió anteriormente en montaña de Mosta, la solución todavía no ha llegado. Lo único que se puede ver, a día de hoy, en este lugar, es una instalación eléctrica que ha permitido llevar la luz hasta este punto. Pero, de corrales, nada de nada.

La intención del Ayuntamiento es poder sacar a concurso su construcción antes de que finalice este año, pero los numerosos años de espera y de tantas promesas incumplidas han llevado a los ganaderos a que cada vez se muestren más incrédulos con que esto vaya a ser por fin una realidad. Eso sí, a pesar de los inconvenientes que han vivido con esta actividad a lo largo de todos estos años, ninguno quiere renunciar a este medio de vida.

Promesas incumplidas

Manuel Pérez es uno de los ganaderos de Soo que no confía en que se vaya a encontrar una solución. "Esto no se va a hacer nunca", señala. Y es que, según explica, han sido ya muchas las promesas de distintos políticos que ha escuchado, sin que las aguas hayan llegado nunca a su cauce. "Cuando entró el hijo de Dimas, me dijo que había 80 millones para hacer el corral. Luego llegó Juan Pedro y nada de nada", afirma. "Todos prometen, pero no cumplen con lo que dicen", añade.

Por ello, Manuel está "cansado" de que le hablen del tema de los corrales y prefiere que ya no le digan nada. "No hay ni un político del que se pueda decir que sirva para alguna cosa. Sólo sirven para mentir y para ver si les dan los votos. Siempre que hay elecciones prometen, pero todavía no se ha movido ni una piedra. Yo ya prefiero que no prometan nada", señala.

Al lado de su casa, Manuel Pérez tiene más de 500 cabezas de ganado y sabe que las condiciones en las que tiene las cabras no son las más adecuadas. "Yo sé que viene Sanidad aquí y esto está mal". Pero, se queja, "no puedo hacer nada", Y es que, según explica, el Ayuntamiento no le da permiso para poder llevar a cabo cualquier construcción que les permita mejorar los corrales. "Yo lo menos que quiero es que me dejen limpiar el corral y levantar un bloque si tengo que hacerlo. Aquí llueve y se llena de fango que no hay quien camine, pero no me dan permiso para nada", asegura.

Sin embargo, la cosa no es tan fácil. Y es que, si el Consistorio no da permiso es porque "estas instalaciones están en suelo urbano residencial y no se permite este tipo de actividades en él", según explica el concejal de Medio Ambiente de Teguise, Domingo Cejas.

Al menos, Manuel Pérez no tiene que lidiar con los vecinos ya que, por suerte, son sus propios hijos los que habitan a su alrededor, aunque es consciente de los problemas que genera para el resto de habitantes del pueblo el hecho de que el ganado conviva con ellos. "Yo tengo una hija que no puede ni abrir la ventana y estoy seguro de que si no fuera mi hija ya me habría denunciado, afirma.

El hermano de Manuel también lleva toda su vida dedicado a la ganadería caprina aunque, ahora, es su hijo Víctor quien se ocupa de ello. En su haber, más de 300 cabezas de ganado que campan a sus anchas en mitad del pueblo, sin ningún tipo de vallado. "El ganado está en malas condiciones porque no dejan hacer nada, ya que si no estaría en contra de la ley, pero viene el invierno y el ganado se moja y el que pierde los animales soy yo", cuenta Víctor.

De hecho, alguna que otra vez ha intentado por su cuenta levantar algún muro. Y, como respuesta, lo único que ha conseguido es que le pongan varias multas por ello. "Tumbé una pared para poder techar el corral y enseguida vino la Policía Local y me puso el precinto. Quise techarlo y no me han dejado. Quiero hacer las cosas en condiciones y no me dejan. Será entonces mejor dejarlo así", relata.

Lo único que pide Víctor Pérez es "que se encuentre de una vez por todas una solución" aunque no mantiene muchas esperanzas. "Está ya uno cansado. Siempre que hay elecciones vienen a prometerte y luego pasa lo mismo de siempre. Creo que esto va para largo", señala.

Eso sí, a pesar de todos los inconvenientes a los que tiene que hacer frente, Víctor Pérez no se plantea en ningún momento dejar el ganado. "Yo me he dedicado a esto desde que tengo uso y razón y no es que me dé para mucho, pero me da un sueldo. Ni se me pasa por la cabeza dejarlo y menos en estos momentos", sentencia este ganadero de Soo.

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