Los vecinos cavaron zanjas por el pueblo para canalizar el agua

Las fuertes lluvias inundaron La Graciosa y convirtieron sus calles en ríos

Las fuertes precipitaciones que se registraron en la tarde de este jueves cubrieron La Graciosa convirtiendo sus calles en ríos por donde "los vecinos podían nadar", asegura Alicia Páez, vecina de la octava isla. El ...

27 de febrero de 2009 (08:52 CET)
Las fuertes lluvias inundaron La Graciosa y convirtieron sus calles en ríos
Las fuertes lluvias inundaron La Graciosa y convirtieron sus calles en ríos

Las fuertes precipitaciones que se registraron en la tarde de este jueves cubrieron La Graciosa convirtiendo sus calles en ríos por donde "los vecinos podían nadar", asegura Alicia Páez, vecina de la octava isla. El "diluvio" comenzó sobre las 15.30 horas y se prolongó hasta las 19.00 horas.

Según afirma la alcaldesa pedanea de La Graciosa, Margarona Páez, "nunca había visto algo así, las lluvias eran muy fuertes". Varias casas inundadas, una laguna formada en la parte trasera de la localidad y todo el pueblo unido trabajando para canalizar el agua hasta el mar fue la estampa que quedó en La Graciosa este jueves por la tarde.

"Si las lluvias llegan a durar un poco más tenemos que meter a todos los gracioseros en una barca a la deriva", comentaba Margarona Páez el viernes por la mañana. En vista de las dimensiones del chubasco, los voluntarios de Emerlan, la Policía Local y todos los empleados del Ayuntamiento comenzaron a cavar franjas por todo el pueblo para poder canalizar los torrentes.

Los trabajos se llevaron a cabo ayudados por dos palas, la de transporte Pedro Barba y la de Fernando Hernández, e incluso una chalana que se introdujo en la laguna para bombear el agua con el motor de la pequeña embarcación. Y es que, para que el aguacero no alcanzase las casas, se formó un estanque con muros naturales que retuviesen el peso de la tromba.

Tres fueron los edificios afectados por la borrasca del jueves; el agua se metió en los hogares por la parte trasera de las casas y luego salió por delante. No obstante, la mañana del viernes la octava isla recuperaba la normalidad y sólo quedaba limpiar la explanada del muelle y esquivar los charcos que aún quedaban en las calles.

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