Esta enfermedad ha dejado noticias tristes y trágicas. Si la mayor parte de los pacientes superan el virus H1N1 con facilidad, por desgracia, también hay personas que han sufrido de forma horrible las consecuencias de la nueva gripe. Éste es el caso de una lanzaroteña, a la que le diagnosticaron gripe A estando embarazada de seis meses. Fue hospitalizada con la tensión muy alta y las pruebas arrojaron que padecía este virus. Los médicos tuvieron que elegir entre su vida y la del feto. La mujer, finalmente, perdió al bebé.
Las embarazadas pertenecen al llamado grupo de riesgo. Este colectivo es el que más hospitalizaciones está requiriendo y, además, muchas mujeres siguen sin confiar en la vacuna, ya que temen por la vida del feto. Encima, existen embarazadas que, por su trabajo, es casi imposible que no estén en contacto con la gripe A.
En esta situación se encuentra Laura, una enfermera pediátrica de un centro de salud de Lanzarote, a la que en un principio le prometieron la baja pero, finalmente, tuvo que seguir acudiendo a su puesto de trabajo. "Parecía que la gripe A se iba a considerar enfermedad de riesgo laboral, pero al final nada. Todo quedó en agua de borrajas. Nos dijeron que también nos podíamos contagiar en un centro comercial. Y yo no sólo estoy embarazada, sino que además soy asmática, con lo que llevo varios factores de riesgo", dice preocupada esta enfermera, que logró finalmente la baja por un problema ajeno al virus H1N1.
Laura tenía miedo a trabajar, a que llegaran personas con gripe A a los que tuviera que atender. "Lo hicieron muy mal desde un principio, porque primero nos dijeron que ante todo paciente sospechoso lo deriváramos al hospital y después cambiaron el sistema", señala.
Esta enfermera se enteró de que había atendido a dos niñas con este virus "por casualidad", ya que nadie le informó sobre este hecho. A pesar de haber mantenido este contacto con la enfermedad, en el hospital no le practicaron ninguna prueba, al no tener fiebre.