Si las condiciones atmosféricas no cambian, el incendio declarado este miércoles en el vertedero de Zonzamas estará sofocado a media tarde según la presidenta del Cabildo, Manuela Armas, que ha comparecido este jueves para comunicar que, por el momento, el incendio y los gases que desprende la combustión de la basura no suponen ningún peligro para la salud de los lanzaroteños, según un informe emitido este mediodía por la Dirección General de Salud Pública de Canarias. "Hemos controlado la emisión de gases por si hubiera que indicar a la población que no salga de casa", declaró la presidenta, ya que durante la madrugada el nivel de estos gases en el aire "registró dos picos, aunque ninguno sobrepasó el umbral de los parámetros aceptados".
Manuela Armas, que ha comparecido junto con el consejero de Seguridad y Emergencias, Ramón Bermúdez, el ingeniero de la planta de Zonzamas, Juan Jesús Espínola, y el jefe de bomberos, ha relatado cómo sobre las 23:00 de este miércoles el fuego estaba controlado y un par de horas después, la inestabilidad del viento, que cambió el rumbo, reavivó las llamas. "Sobre las 2:00 de la madrugada el incendio estaba muy fuerte", explicó.
Durante toda la noche y esta mañana los bomberos y el Servicio Insular de Coordinación intentan asfixiar los últimos focos del incendio cubriéndolo con arena extraída del propio complejo de Zonzamas y compactándola. Se trata de un cambio en el material que en otras ocasiones se ha utilizado para sofocar las llamas. "El material era tipo rofe pero es poroso, por lo que se ha cambiado a la arena", explicaba la presidenta.
El ingeniero de Zonzamas, Juan Jesús Espínola, ha declarado que éste "es uno más de los incendios que se producen a lo largo del año", si bien ha reconocido que es el más largo de los que se han dado. Espínola determinó el origen del fuego en la llegada al vertedero de "bengalas que lleva la gente con otros residuos" y que generan la chispa que desemboca en el incendio.
Necesidad de más control en Zonzamas
Manuela Armas ha reconocido que haría falta un retén de bomberos que de manera permanente vigilara el vertedero de Zonzamas para evitar nuevos incendios de importancia, por lo que ha solicitado al parque de Bomberos del Cabildo que forme este equipo especial de vigilancia.
Además ha explicado que la emisión y toxicidad de los gases que se producen en el vertedero se miden actualmente una vez por trimestre, pero reconoce que "deberían medirse todos los días".
En esta ocasión el Cabildo se ha puesto en contacto con la Dirección General de Salud Pública, de Calidad Ambiental y de Emergencias y Seguridad para conocer en profundidad los efectos de los gases emitidos. "Solo se ha sobrepasado el nivel aceptable de la calima, no de los gases por el incendio", confirmaba la presidenta.
Llamamiento a la población
Tanto la presidenta del Cabildo, como el consejero de Seguridad y el ingeniero de Zonzamas han hecho un llamamiento a la población para que los lanzaroteños, tanto particulares como empresas, separen los residuos, después de saber que las bengalas depositadas en junto a las basuras orgánicas han originado el fuego. "La basura no puede seguir llegando como llega al vertedero" afirmaba rotundo Ramón Bermúdez, "hay que llevar los materiales separados, así eliminaríamos los incendios" recordaba el ingeniero Juan Jesús Espínola, que cifra en una media de dos incendios de importancia al año los que se producen en el vertedero.
La futura y mil veces anunciada planta de Biometanización situada en el complejo de Zonzamas, reducirá la posibilidad de que se produzcan este tipo de incendios. El ingeniero de la planta confía en que esté en funcionamiento entre julio y agosto de este año, para lo que la presidenta Manuela Armas ha anunciado la aprobación del reglamento de funcionamiento de la planta en el próximo pleno de la corporación.
Pero lo cierto es que de momento la planta que separará los residuos y proporcionará energía no está funcionando todavía y el vaso del vertedero en el que se depositan los residuos soporta al año una carga de 130.000 toneladas "un disparate", según el ingeniero, teniendo en cuenta que estaba pensado para una producción de entre 60.000 y 80.000 toneladas anuales. "Si conseguimos reducir los residuos separándolos, el vaso tendrá más vida" recordaba el técnico, pero si finalmente se llega a colmatar, "habrá que buscar un sitio" concluyó.
