Comenzó el domingo. El agua empezó a salir por el suelo de dos sótanos ubicados en el número 98 y 100 de la calle José Antonio. Sus propietarios, Federico González y Laura Betancort, respectivamente, avisaron a la Policía Local que, desde ese momento, junto con Aguas Filtradas, trabajan para solucionar el problema. No obstante, se sigue desconociendo el origen de la inundación, que ha dejado ya una multitud de daños materiales.
"El agua comenzó a salir el domingo. Nos llega de forma puntual y son aguas fecales, es decir, el olor es absolutamente insoporable", relata Laura Betancort, que no sabe calcular cuántos litros de agua ha podido sacar durante estos días del sótano. Pero quién sí tiene una cifra aproximada es Federico González, que asegura que ha sacado "unos 60.000 litros de agua".
El Ayuntamiento de Arrecife y Aguas Filtradas están investigando el origen de estas inundaciones, pero todavía no han dado con él. "Suele coincidir con la bajada y subida de la marea", afirma Laura, mientras que Federico indica que el problema podría ser de la tubería. "Hay una en la calle José Antonio que viene de la calle México y acaba casi en la cancha de bolas de petanca, en la salida de Arrecife. Parece ser que esa cañería que tiene 30 años, que es una especie de canal, se desborda hacia uno de los edificios que no tienen sótanos y de ahí se pasa al edificio nuestro y nos inunda los sótanos", explica.
Federico asegura que desde el Ayuntamiento de Arrecife se está tratando de buscar financiación para romper una parte de la calle y lograr reparar la tubería, aunque tampoco están seguros de que éste sea el problema. "Las soluciones están en el aire y yo necesito una inmediata. Por suerte, los chicos de Aguas Filtradas se han portado genial, están pendientes continuamente", indica este hombre.
Daños materiales y económicos
Federico tiene alquilado el sótano al Banco Central Hispano. "Desde el banco me están diciendo que no hay quién aguante el olor. Además, sacar el agua me está costando en torno a 300 euros al día", señala Federico, que se muestra esperanzado porque el jueves por la noche "no se llenó de agua".
Por su parte, Laura tiene un centro de formación en este sótano, donde imparte clases. Alrededor de 70 alumnos no pueden cursar ahora estos estudios, porque las aulas están destrozadas. "He tenido que cancelar las clases", relata.
Tanto Laura como Federico tienen los sótanos completamente destrozados. Así, Laura ha perdido los ordenadores que tenía instalados así como material de oficina. "Da la casualidad de que el sábado pinté las paredes y el domingo comenzó la inundación", lamenta. Por su parte, Federico asegura que se han estropeado todos los documentos que estaban guardados en esta habitación.