Doctor Cortés: "La satisfacción que uno siente cuando se acuesta después de haberle cambiado la historia a tres o cuatro personas, no se paga con dinero"

Ricardo Cortés es un médico cirujano que vive con un pie en Lanzarote y con otro en Camerún. Con el dinero que gana aquí realizando operaciones de cirugía estética, allí ha construido un hospital en el que hace intervenciones de urgencia.

11 de octubre de 2005 (00:53 CET)

Ricardo Cortés es un médico cirujano que vive con un pie en Lanzarote y con otro en Camerún. A sus espaldas tiene una trayectoria marcada por la ayuda a los más débiles, en ocasiones bajo las circunstancias extremas de una guerra.

Su último proyecto ha sido la construcción del Hospital "Lanzarote Help" en Kribi, junto al mar, en la costa Sur de la República del Camerún, en África. En una entrevista concedida a Radio Lanzarote, este cirujano comentó que algunas personas se sorprenden al conocer la labor que desempeña en África, "probablemente porque desconocen la esencia del por qué". Y esa razón última para Cortés reside en que "en esta vida hay que hacer alguna cosa que sea interesante, constructiva y productiva. Y la mejor manera de hacerlo cuando uno es cirujano es montar un hospital en un lugar donde se necesite". Asegura que "la satisfacción que uno siente cuando se acuesta después de haberle cambiado la historia a tres o cuatro personas, o las que haga falta, no se paga con dinero. Es una satisfacción tremenda ver sonreír a alguien; le ves entrar con angustia y le ves salir relajado y contento, y eso es algo muy gratificante".

Afirma que es cirujano plástico pero que trabaja a dos bandos: "por un lado me gano la vida haciendo cirugía estética, que para algunos es algo superficial o banal, y por otro lado tengo la contrapartida de ser cirujano general y me gusta la cirugía de urgencia". Efectivamente, Ricardo Cortés ha participado en diversos conflictos armados como cirujano de guerra y ha intervenido en 32 misiones quirúrgicas de cooperación internacional para diversas ONG. De esta forma, su actividad profesional en los países del Norte le permite realizar su trabajo en África.

La magia de la cirugía

El nombre de Ricardo Cortés saltó a los medios de comunicación hace unos años cuando atendió a una niña con un altísimo porcentaje de quemaduras en su cuerpo. Se trataba de una paciente totalmente desheredada, huérfana y abandonada, y estaba quemada en más de un 50% de su superficie corporal. Tras una especie de peregrinaje por varios servicios, se dieron cuenta de que no había muchas posibilidades. Él ha operado a esta niña nueve veces, y a lo largo de todos estos años de intervenciones ha podido reducir al 25% la superficie quemada de su cuerpo. Explica En aquel momento se pusieron a recaudar fondos para atender a la pequeña y a raíz de esta paciente se creo la ONG conejera "Lanzarote Help", con la que ha creado el hospital en Camerún.

A este respecto, el médico explicó que la construcción de este centro se hizo en Kribi, atendiendo a una necesidad puntual, ya que en el sur de Camerún no había ninguna infraestructura sanitaria que se ocupase de la parte quirúrgica y contó que en el tiempo que lleva abierto el hospital ha atendido a pacientes con residencia a más de 150 kilómetros de distancia, lo que da una idea de la importancia del radio de acción del hospital.

El hospital de Kribi está atendido actualmente por 13 personas: una enfermera de Barcelona, un enfermero-cirujano, que es una figura que no existe en Europa, que ayuda al cirujano durante muchos años y al final adquiere los conocimientos básicos para hacer determinadas cirugías de urgencia, como puede ser una cesárea o una fractura. El resto son enfermeros. Actualmente están buscando voluntarios profesionales de la medicina. Concretamente, un médico para ayudar a Cortés en las tareas propias de la medicina interna, así como una enfermera para ocuparse de la parte de la Maternidad.

Un hospital rudimentario es un lujo en África

El centro se llama Hospital Lanzarote Help y trata a enfermos de sida, paludismo, tifus, pero especialmente a niños menores de 15 años y a adultos mayores de 65 años. En sus instalaciones cuenta, entre otras cosas, con una farmacia, un quirófano, un laboratorio y una sala de urgencias. El suministro de agua y luz se realiza a través de una bomba de agua y de un grupo electrógeno. El trabajo administrativo se hace manualmente porque no hay ordenador y el servicio de radiología aún no funciona porque faltan las máquinas.

Existe un laboratorio muy rudimentario y un banco de sangre que conservan en una nevera que funciona gracias al grupo electrógeno. También hay una farmacia elemental, pero bastante adecuada a las circunstancias y a las patologías más frecuentes, aunque a veces faltan medicamentos esenciales. El quirófano es muy elemental y cuenta con un bisturí eléctrico, oxígeno, anestesia general, un ventilador y un monitor que también funciona con el grupo. Pueden realizar intervenciones programadas y también de urgencia. Han transformado un contenedor en una sala de parto. Tienen una sala de hospitalización, pero el centro ya se ha quedado pequeño. Cuando tan sólo llevaba veinte días abierto ya tenía 19 personas hospitalizadas cuando la capacidad es de 18, así que dos pacientes compartían cama. Lo que necesitan urgentemente es la ampliación de ese hospital, colocar más camas, hacer una maternidad y una sala de hospitalización con capacidad para, al menos, 52 pacientes.

10 millones de pesetas para un hospital africano

Cortés anunció que el coste de esa ampliación sería de unos 60.000 euros, (unos 10 millones de pesetas). Con tan sólo ese dinero, en Camerún pueden construir un hospital de 600 metros cuadrados, para poder trabajar en unas condiciones mejores. Dice que hay cosas que en Europa no se acaban de entender, que en África se trabaja con mucha dificultad, haciendo frente a inundaciones cada vez que llueve, con cortes de luz en plena intervención quirúrgica porque falla el grupo electrógeno, sin facilidad para comprar oxígeno u otros medicamentos.

Las mutilaciones deberían tratarse con una pomada especial, pero tienen que usar vetadine y no tienen guantes para hacerlo en condiciones de máxima asepsia. Es un hospital, prácticamente de campaña. Actualmente están en proceso de recaudar fondos y Cortés buscará la ayuda de empresas conejeras, además de llamar a la puerta de las administraciones públicas, como la del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Lanzarote y los distintos ayuntamientos. En su momento, el Cabildo aportó al proyecto del hospital 6.000 euros para comprar una serie de material indispensable. Y por último, aquellas personas que quieran realizar una aportación económica para este proyecto, pueden acudir a cualquier sucursal de La Caixa y preguntar por la cuenta de "Lanzarote Help".

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