Opinión

Nuestras reglas del juego

¿Son legítimas las aspiraciones de emancipación políticas y territoriales catalanas o vascas? Desde el punto de vista de la razonabilidad sí lo son, pero desde el punto de vista legal habrán de ajustarse a las reglas establecidas en las leyes. ¿Es legítima la aspiración de cambiar la fórmula política del Estado Español de una Monarquía Parlamentaria a una República? Por lo mismo, la respuesta también es afirmativa, pero habrá de seguirse el trámite establecido en la propia Constitución Española para su modificación.

Los dos ejemplos mencionados son aspiraciones que, para su concreción, necesitan de una mayoría de ciudadanos que las respalden. En primer lugar, a través del apoyo masivo a las fuerzas políticas que los representan en el Congreso de los Diputados y el Senado para que, a su vez, estas operen las propuestas de los cambios constitucionales que les dieran carta de naturaleza. Posteriormente, se requeriría de una mayoría social suficiente para apoyar, en su caso, el ineludible referéndum para sancionar definitivamente dichos cambios.

Estas son reglas del juego legal que nos hemos dado para materializar las legítimas aspiraciones de unos y otros. Estas reglas exigen mayorías extensas, es decir, una visión ampliamente compartida de los cambios a introducir porque ello forma parte de la raíz de nuestra convivencia política. Apartarse de dichas reglas supone abandonar y contravenir la legalidad vigente, con las consecuencias que ello acarrea.

Los citados son dos ejemplos, tan solo, de aspiraciones legítimas o profundos cambios en la arquitectura de nuestro Estado que se pretenden de futuro por parte de algunas fuerzas políticas y muchos españoles que, cíclicamente, reaparecen en el escenario político. Sin embargo, estas reentradas suelen depender casi siempre del devenir socio-económico del país,  y, paradojas de nuestra vida política, generan debates que suelen aprovecharse para mayor gloria de la ultra derecha y la derecha ultramontana.

Pero, con el debido respeto hacia las posiciones políticas de cada cual, estoy firmemente convencido de que nuestro país no está ahora en condiciones de afrontar estas discusiones sobre cuestiones de Estado. No me refiero a una supuesta inmadurez política, en absoluto, sino a que nos encontramos inmersos de lleno en una lucha sanitaria sin cuartel contra la pandemia y sus devastadoras consecuencias económicas y sociales sobre las empresas, el empleo y las familias. Sencillamente, este combate reclama toda nuestra atención en estos momentos.

Vencer a la pandemia nos exige centrar todos nuestros esfuerzos y preocupaciones en ese objetivo, ya que hay que doblegarla sí o sí por una mera cuestión de supervivencia, por lo que, honestamente, no necesitamos ni debemos abrir otros frentes. Si fuere demandado, tiempo habrá de ello en mejores épocas que, sin duda alguna, no tardarán en llegar.

 

Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.