Opinión

Más trabajo, buen síntoma

Tras dos meses de aumento moderado de las cifras del desempleo en la isla, los datos de junio, todavía pretemporada vacacional, revelan un cambio de tendencia en todos los municipios salvo, curiosamente en Tías, epicentro por excelencia del motor económico que es el Turismo.

El descenso más significativo del paro se ha dado en Arrecife, con 278 desempleados menos. Y eso, pese a los pájaros de mal agüero que insisten en que la ciudad se hunde, en que las calles están muertas y los comercios, cerrados.

Siendo como es nuestra capital un centro administrativo y de negocios antes que turístico ?téngase en cuenta que el alquiler vacacional sigue ocupando en los barrios un espacio alegal y desregularizado y por tanto, sin cómputo en las estadísticas- todo apunta a que el aumento en la contratación responde a la bonanza económica de nuestros negocios y empresas.

El puerto, como la siguen llamando algunos nostálgicos, es una urbe viva, activa y llena de potencialidades, con muchas asignaturas pendientes fruto de décadas de latrocinio y desidia pero que se enfrenta al futuro de manera enérgica. Con representantes políticos más sensibilizados, sectores profesionales implicados y comprometidos  y una ciudadanía que exige respeto por el espacio público y la calidad de vida que dan los servicios propios de nuestro tiempo.

Queda mucho por hacer pero se está haciendo mucho. Y el aumento en las contrataciones es un buen síntoma, que nos señala que estamos en el camino correcto. Invirtiendo en Arrecife, en sus zonas comerciales peatonales, limpias y seguras, en la dinamización económica a través de nuestras fiestas y actividades culturales, en la mejora de las infraestructuras y las prestaciones públicas.

Y recordando cada día el orgullo de pertenecer a una ciudad que fue puerto, que creció para atender al resto de pueblos de Lanzarote y que reivindica su lugar en el mapa turístico con el aval de su marina, su patrimonio, la huella de César Manrique y el carácter acogedor de sus gentes.

 

Por Eva de Anta, alcaldesa de Arrecife