Opinión

Mano dura

 

Soy de la opinión de que la crisis de acumulación a la que llegaron los poderes financieros, que se salda con una crisis global creada para el "primer mundo" y que pagamos, sobre todo, la Clase Trabajadora, tiene un elemento positivo: va a llegar a unir a la Clase social predominante, cuantitativamente, hasta que acabe asumiendo su responsabilidad natural, haciéndose con Poder político.

Da la impresión de que la refundación del capitalismo les ha llevado a "quemar sus naves"  actuando inconscientes con desmesurada agresividad hacia la mano que les da de comer. Esa mayoría que ocupamos la parte de la producción y, al mismo tiempo, somos ese elemento imprescindible de sus mercados, que llaman Consumidor.

El movimiento Social está atomizado y conformado por cientos o miles de manifestaciones públicas, de grupos de personas, de obreros, de ciudadanos indignados. Pero más vivo que nunca y tomando las calles incansablemente.

Mi esperanza la alimentan las voces que actúan desde la izquierda, casi esquivando la teoría ideológica. Aquella que siempre acabó transformándose en la "mano dura" que Marx no calculaba, pero que se vio obligada a legislar con fuerza, aunque ello le costara el calificativo de Dictadura del Pueblo.

Soy casi por naturaleza enemigo de cualquier tipo de dictadura, pero tal y cómo se desarrollan los acontecimientos, junto a nuestra propuesta electoral de Revocación de Candidatos, creo que también apostaré por crear una lógica inseguridad jurídica a las empresas que asumen riesgos en la externalización de servicios que puedan ser asumidos por el gobierno.

De tal forma, todas las infraestructuras creadas por este tipo de empresas serán nacionalizadas en las condiciones que imponga el estado, sin derecho a reclamación con fundamento legal, en las burlas a la ética y moral, que hoy se han hecho a medida para favorecer la privatización de los servicios públicos.

Propondré que la función pública no sea sometida en ningún momento a embargos asumidos por el propietario colonialista y la influencia de los mercados. Primando la salud de la población, la educación, el bienestar social y la soberanía popular; ante intereses privados y pactos comerciales.

El Estado que yo quiero, asumirá de esta forma su absoluta responsabilidad social, ante el jurado único que forma la masa trabajadora y el verdadero interés general.

Porque estoy convencido de que este año va a ser, como el anterior, otro de importantes luchas. Y que este camino es el del inevitable cambio social que va a acabar con tanto abuso y, al final, se tendrá que imponer la mano dura del Pueblo.