La noticia que no quisiera escribir

Isabel Lusarreta
30 de enero de 2015 (12:59 CET)

No conozco a Joana Macías. Que yo sepa, jamás hemos coincidido. Ni siquiera le pongo cara. Pero sí tuve oportunidad de leer hace dos meses un extenso informe que elaboró, como jurista del Cabildo y a petición del Juzgado, sobre la bodega Stratvs y el Plan Especial de La Geria.

Tal como en su momento publicó La Voz de Lanzarote, su informe es demoledor. Sin embargo, quizá la palabra que mejor lo define es "valiente". Porque desgraciadamente, hay que tener mucho valor para trabajar en el Cabildo y plasmar por escrito que se ha aprobado un planeamiento urbanístico para intentar beneficiar a un empresario concreto. Al mismo de siempre. Y que, encima, pese a cambiar todo lo habido y por haber, ni por esas tenía encaje legal la dichosa bodega Stratvs. Por eso ya están trabajando en una nueva modificación del Plan recién aprobado (y ya recurrido en los tribunales), aunque ésa es otra historia.

Hoy, en medio del ruido por las bajas de militancia en tres partidos políticos de Yaiza, con la alcaldesa a la cabeza y todo su grupo de gobierno, y por la creación de unas nuevas siglas, me gustaría volver la mirada hacia esa jurista y hacia lo que representa (que quizá en el fondo sí tenga un mismo punto de conexión). Probablemente, la próxima semana Joana Macías ya no estará en la Oficina del PIOT. El rumor está en la calle desde hace días y el propio consejero de Recursos Humanos del Cabildo, Luis Arráez, ha confirmado a este medio que se está haciendo una "reestructuración". Él, lo achaca a una estrategia para "optimizar" recursos, creando una asesoría jurídica general y trasladando allí a "todos" los letrados del Cabildo. Sin embargo, no es eso lo que han comunicado internamente.

Efectivamente, tres veteranas juristas que estaban en distintos departamentos (una de ellas Joana Macías y otra, casualmente, hermana de un "agitador" y candidato de Podemos), saldrán de sus respectivas áreas y pasarán a la asesoría general. Pero la medida no afecta a "todos". Concretamente, de la Oficina del PIOT, sólo se ha planteado el traslado de una. La otra (sobrina, por cierto, de Felipe Fernández Camero) está previsto que continúe allí. "Nos lo estamos replanteando", respondió Luis Arráez cuando este medio le preguntó por esa contradicción.

Precisamente a la espera de la decisión definitiva y de la confirmación oficial, La Voz aún no ha publicado la noticia. Y sinceramente, ojalá no tengamos que llegar a publicarla. Porque aunque hablen de un simple cambio de "ubicación" sin mayor "trascendencia", es inevitable ver demasiada "casualidad" en el hecho de que se traslade a una jurista que se ha vuelto "incómoda" en esa Oficina.

No es la primera. También lo fueron antes otros técnicos que, "casualmente", ya no están ahí. Igual que ya no sigue en su puesto la que era jefa de Patrimonio del Cabildo. Sin embargo, esperemos que ahora no se consume esta nueva "casualidad". Y es que más allá de las buenas intenciones que esgrime el grupo de gobierno, resulta muy difícil entender que en una materia que requiere tanta especialización como el urbanismo, y donde ellos mismos reconocen que no tienen juristas suficientes, se opte por trasladar a una de ellas. Y que precisamente sea la que, también casualmente, ha sido cuestionada públicamente y en los Juzgados por el presidente del Cabildo, justo por ese informe emitido dentro del caso Stratvs.

"Los técnicos se tienen que limitar a hacer su trabajo bien hecho, que es lo que tienen que hacer". Esta frase la soltó Juan Francisco Rosa hace unos meses en los Juzgados, cuando declaró en una de las causas en las que está imputado. Y es que por más juristas "molestos" que han ido saliendo de esa Oficina del PIOT, parece que el señor Rosa sigue sin encontrar el equipo adecuado. Las personas que entiendan que en esta isla se tiene que gobernar por y para él. Pero claro, qué se puede esperar, por poner un ejemplo, de un niño al que durante años se le ha dado todo, se le ha permitido todo y no se le ha negado nada.

Sin sonrojarse siquiera, Rosa recusó a técnicos del Cabildo en su día. Y lo peor es que logró que el presidente les apartara, sin que hubiera motivos para ello. Por eso, ahora hasta se permite el lujo de plantarse en un juzgado, en el que tenía que responder de sus ilegalidades, y decir encima qué es "lo que tienen que hacer los técnicos".

En esa declaración le preguntaron en particular por Joana Macías, a raíz del informe pericial que había elaborado sobre Stratvs. Y el señor Rosa tuvo que reconocer que ni siquiera la conoce (él tampoco). No puede alegar que le tiene manía por algún misterioso motivo. Ni siquiera puede relacionarla con la perversa Fundación César Manrique, que tenía la mala costumbre de afearle a Rosa (y a otros empresarios) que se dedicara a infringir sistemáticamente la ley. Simplemente es una jurista que trabaja para el Cabildo y que se atrevió a decir lo que todos en esta isla saben, pero muy pocos dicen en público.

No sería justo decir que es la única. Otros también lo han hecho, y también han sufrido o siguen sufriendo las consecuencias. Porque del otro lado, la maquinaria es demasiado poderosa. En los últimos años, hemos visto cómo ese club de poder ha intentado crucificar a todo aquel (llámese técnico, juez, fiscal o hasta autor de viñetas satíricas) que intentaba desenmascarar la podredumbre que ha impedido avanzar a esta sociedad. La que nos ha llevado a donde estamos, con una isla llena de carencias y con miles de ciudadanos pasando miserias, porque la riqueza generada se la han repartido entre unos pocos.

Y no se trata sólo de un político equis. Efectivamente, hay quien sirve a esa causa con especial devoción y entrega, poniendo su cargo a disposición de intereses particulares. Pero también están los que le sostienen en ese cargo. O los que harán subir a otro cuando esa marioneta se haya agotado. Y no en una institución, sino en todas las implicadas. Si no, cómo se explica que un solo empresario haya levantado dos hoteles ilegales; una bodega con su restaurante, su tienda y todo un arsenal de anexos en pleno corazón de Geria, en suelo protegido; y hasta un puerto deportivo ilegal, cuyas obras empezaron sin tener ni un solo permiso (y que por supuesto ahora se intenta legalizar con el nuevo Plan General de Yaiza).

¿De verdad nadie veía nada? ¿De verdad que de toda la corte de políticos que fueron por ejemplo a la inauguración de Stratvs, ninguno de ellos se dio cuenta de que aquello que inauguraban no era una casa y un almacén-bodega de 900 metros cuadrados, que era para lo que tenía licencia? (sobra decir que encima la licencia era ilegal, pero es que en este caso es casi lo de menos).

Después de aquel dantesco espectáculo, obviamente no debería sorprendernos que ahora el Gobierno de Canarias y el Cabildo cambien todo el planeamiento para intentar legalizar el descomunal despropósito que rodea a esa bodega (incluyendo que el suelo ni siquiera era de Rosa).

Sin embargo, sería bueno que sí nos siguiera sorprendiendo. Y también sería bueno que creyéramos menos en "casualidades" y más en la gente que de verdad lucha por cambiar el sistema que ha imperado y pretende seguir imperando en la isla. Un sistema que relega a técnicos y juristas "incómodos", mientras deposita temas clave, como hemos visto gracias a la instrucción de dos causas judiciales, en un trabajador con estudios "hasta COU" y que "más o menos controla la legislación". O que da a firmar expedientes de pago de facturas a un ordenanza subalterno que entró a un ayuntamiento con un riguroso examen de manejo de la fotocopiadora.

A veces vemos frutos de la lucha contra ese sistema. A veces, aunque lenta, la Justicia nos va dando balones de oxígeno ante tanto despropósito. A veces, hay personas que ayudan a que no nos venza el conformismo ni la resignación. Personas que siguen luchando por una isla más justa. Personas a las que uno puede seguir respetando y admirando. Otras veces, sin embargo, resulta frustrante comprobar el precio que tienen que pagar quienes intentan cambiar las cosas.

Quizá para combatir la frustración, hoy escribo por primera vez un artículo en primera persona, y me voy a permitir también compartir una canción que se me ha venido estos días a la cabeza, compuesta por Silvio Rodríguez y mejor interpretada aún por Mercedes Sosa. En "La Maza", el cantautor explica los motivos que le llevan a cantar. Habla de todo en lo que cree y da sentido a su trabajo: en "la balanza", "en la esperanza", "en quien me escucha", "en el que lucha"… "Creo profundamente en ustedes, por eso canto", dijo Mercedes Sosa desde el escenario en una de sus actuaciones, para dedicar esa canción al público. Yo, permítanme el plagio, hoy quiero hacer mía esa frase: "Creo profundamente en ti, por eso escribo".

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