Opinión

En Casa de los volcanes

El año pasado los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) del Cabildo de Lanzarote publicaron mi poemario Casa de los volcanes en edición bilingüe español-alemán e ilustrado por la artista Lana Corujo gracias a la convocatoria de proyectos artísticos, culturales y educativos de 2022. Fue un proceso lento y difícil, como suele ocurrir con cualquier proceso creativo pero al fin recogemos su fruto.

Me siento muy agradecido a los políticos que entonces dirigían tanto los CACT como el departamento de Cultura del Cabildo, Benjamín Perdomo y Alberto Aguiar, respectivamente, por tener la sensibilidad adecuada para comprender la necesidad de financiar desde el ámbito público valores culturales que enriquecen nuestra sociedad y por establecer nuevas líneas estratégicas que, por desgracia, parece que no han tenido continuidad desde la máxima institución insular. Pero, especialmente, quería dar las gracias a los excelentes trabajadores o extrabajadores de los CACT que contribuyeron decisivamente a que el proyecto de editar el libro saliera adelante de la mejor manera posible, en especial mi reconocimiento a María José Alcántara, Beatriz Delgado y David Machado por su generoso apoyo.

Escribí Casa de los volcanes durante los dos primeros años que viví en Lanzarote y se publicó por primera vez en 2021 gracias a mi admirado Félix Hormiga que me invitó a participar en la colección Canarias en Letras de la Fundación Mapfre-Guanarteme junto a la poeta Zharadat Lënne. El título del libro hace referencia a un espacio de los Jameos del Agua que en ese momento había desaparecido y que en la actualidad se encuentra renovado. Pero como cualquiera podrá comprender no es más que una metáfora.

A través de los poemas que componen el libro exploré cuestiones que me preocupaban entonces -y que en gran medida me siguen preocupando- como la soledad, la permanencia en el tiempo y la relación profunda que tenemos con nuestro entorno.

Organicé los poemas en una estructura tripartita que se desarrolla a partir de la idea de un náufrago-poeta que llega a una isla (Lanzarote) donde transcurre su existencia a partir de ese momento. Los cuarenta y cuatro poemas que conforman el libro aluden, de una manera u otra, a la isla de Lanzarote.

La primera parte Isla sin Robinson incluye un único poema con una cita de Saramago que da lugar al título y que, además de hacer un esfuerzo por describir la isla inédita o desconocida hasta ese momento -nunca es completamente virgen- pretende incidir en la sensación de soledad, de aislamiento que orienta el texto. La segunda parte, Los años en la isla, incluye cuarenta poemas que simbólicamente quieren representar cuarenta años de permanencia en la isla. El número cuarenta tiene un gran simbolismo ya que alude a un cambio, a un nuevo ciclo de vida. Es en esta parte donde se relacionan los espacios de la isla de Lanzarote que marcan la permanencia en el tiempo del poeta-náufrago y van alterando su visión del paisaje y de su propia existencia. En la tercera parte, La isla a la luz del tiempo, la isla toma la palabra y describe la sensación que ha dejado la partida del poeta-náufrago y la relación que han establecido entre ellos.

La influencia de obras como Robinson Crusoe de Daniel Defoe son muy claras en cuanto a la definición conceptual que da origen al libro. Otras obras que van desde las lecturas de la colección de Los Cinco de Enyd Blyton a La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, pasando por Al Faro de Virginia Woolf y que han marcado mi experiencia lectora desde la infancia también son influencias muy marcadas, junto a los diarios de viajes de distintos viajeros ingleses y franceses a Canarias durante el siglo XIX-XX (Sabino Berthelot, Olivia Stone, etc.). En este sentido las citas de los autores al principio y al final del libro, así como al comienzo de cada una de las tres partes resultan claves para iluminar algunos aspectos e influencias de la obra (Padorno, Arozarena, etc. autores todos con una estrecha relación con Lanzarote).

Los poemas, ahora acompañados por las magníficas ilustraciones de Lana Corujo, adquieren una nueva dimensión. Se que para ella fue un reto colaborar artísticamente en la obra y lo asumió aportando todo su talento para acompañar y enriquecer la publicación. En ese sentido nunca terminará mi agradecimiento.

La obra, dispuesta para su venta en la tienda de los CACT generará unos beneficios que deberían revertirse en la posibilidad de editar más ejemplares o realizar nuevos proyectos similares. Creo que esta edición de Casa de los volcanes supone, en definitiva, un material que aporta valor y significado para los residentes en Lanzarote y también a la visita a nuestra isla por parte de turistas españoles y alemanes y, además, podría ser un obsequio cuando se produjeran determinadas visitas institucionales procedentes del ámbito geográfico germánico.

No cabe duda de que la literatura y las publicaciones deberían ser una de las prioridades de actuación de los departamentos culturales del Cabildo y las distintas administraciones ya que junto a las artes plásticas y la fotografía se convierte en un legado fundamental para el presente y las generaciones futuras. Además de que es una inversión muy rentable, lo cual no es baladí. Pero las cosas llevan su tiempo. En cuanto al destino del libro ya no es solo mío ahora que se ha compartido con todos. No tiene prisa. Es mi forma de decir gracias por todos estos años de acogida en Lanzarote, en casa de los volcanes. Y si no es ahora será en un siglo cuando el libro adquiera todo su valor, todo su sentido.