Opinión

Dos años en el Cabildo de Lanzarote

Se cumplen dos años del cambio de gobierno en el Cabildo de Lanzarote. En aquel momento, me comprometí a devolver la dignidad a esta institución, que había sido humillada larga y repetidamente por el anterior presidente. 

Nos propusimos recuperar los diez años anteriores perdidos tanto en ejecución presupuestaria y en planificación territorial, como en creación de infraestructuras básicas, en servicios sociales y en la atención de los más necesitados.

Empezamos por restaurar y normalizar las relaciones con los ayuntamientos, sin hacer distinciones sobre colores políticos, y creamos mecanismos de coordinación estables, como ha sido la Mesa de Alcaldesas y Alcaldes, lo que, entre otras cosas, nos ha permitido abordar juntos y con eficacia los momentos más duros de la pandemia. 

Lo mismo hicimos desde el primer momento con los agentes económicos, sociales y culturales, restableciendo cauces de comunicación y coordinación basados en el respeto y la confianza que se habían quebrado.

De inmediato, pusimos fin al acoso y a la cacería contra algunos trabajadores y trabajadoras de esta institución, rigiéndonos por la profesionalidad, tratando de recuperar la motivación del personal, y recuperando la paz social en la plantilla de los Centros Turísticos.

Sin embargo, poco se sabe y poco se ha dicho del Cabildo que nos encontramos de puertas para adentro. Mientras años atrás se presumía de buena gestión expuesta a bases de recurrentes e insufribles sesiones de PowerPoint, la realidad es que heredamos un Cabildo desorganizado, desordenado y sin proyectos de futuro; una administración pública anclada en el siglo XX con procedimientos internos impropios de un gobierno insular. 

Y cuando tramitábamos la aprobación de nuestros primeros Presupuestos Generales, estalló la pandemia global ocasionada por el coronavirus. El mundo entero se paró y todos nos quedamos en estado de shock.

Así que, en marzo de 2020, aparcamos nuestro proyecto de isla, trazamos una nueva hoja de ruta de emergencia y concentramos todas nuestras fuerzas y recursos en combatir la crisis económica y social provocada por la COVID-19.

Menos mal que hemos contado con la cobertura de los ERTE, con una gran red asistencial pública y con un buen sistema público de salud, porque, de otra forma, lo hubiésemos pasado muchísimo peor. Esta es una de las enseñanzas que debemos extraer: la pandemia nos ha refrescado la razón de ser del Estado del Bienestar y por qué merece la pena pelear por lo público.

A la vista de los acontecimientos, reorientamos nuestros primeros Presupuestos, los de 2020, para incorporar muchas medidas destinadas a la emergencia social, a evitar que nadie, ninguna persona y ninguna familia, se quedaran desatendidas como consecuencia del cierre turístico y la práctica paralización de nuestra economía.

Los Presupuestos de 2021, que aprobamos inicialmente en enero pasado, ponen el acento de nuevo en las políticas sociales y en las ayudas a las personas que peor lo han estado pasando, aunque también contemplamos ayudas directas a las empresas y autónomos, aunque he de reconocer que nos hemos retrasado y pido sinceras disculpas por ello.

No obstante, el Cabildo contará con casi 250 millones de euros, ampliables en función de los remanentes, para afrontar la brutal recesión económica provocada el coronavirus. Vamos a gestionar esos fondos con sensibilidad y responsabilidad para ayudar a sacar a la isla de esta situación, que nadie lo dude. 

Nuestra mayor preocupación desde que estalló la pandemia ha sido atender a las personas afectadas por la crisis económica y social, y proteger el tejido productivo. Pero, a la vez, con el paso de los meses, hemos ido creando las bases para que Lanzarote sea un destino turístico conectado, inteligente, sostenible y seguro cuando se reabran los viajes y el turismo recupere su actividad.

Lo primero ahora es la recuperación y la reactivación de la economía. Ahora toca que los turistas vuelvan a viajar para recuperar la actividad económica y el empleo, aliviando así el sufrimiento de empresas, trabajadores y familias. También ahora comienza nuestro mandato, que se ha visto temporalmente aplazado por la pandemia. 

El fin del uso obligatorio de la mascarilla en los espacios públicos es un buen augurio. Si el plan de vacunación sigue progresando como hasta ahora, creo que este mismo verano se notará la reapertura del turismo y afrontaremos el futuro con garantías. Así que les pido confianza, porque es a partir de ahora cuando el Cabildo de Lanzarote se pone de verdad en marcha. 

 

*María Dolores Corujo Berriel, presidenta del Cabildo de Lanzarote