Opinión

Aythami vuelve a casa

Javier Bautista

Mi nombre es Javier Bautista, conejero de nacimiento y de corazón. Hace 4 años que trabajo como residente de Cardiología en el Hospital Universitario de Gran Canaria Dr Negrín (HUGCDN).

El jueves pasado nos trasladaban desde Lanzarote a Aythami, un chico de 15 años que había sufrido una parada cardiaca jugando al fútbol.

Tratándose de alguien tan joven, y conejero, este caso llamó mucho mi atención, aún más cuando me enteré de que el chico jugaba en el mismo equipo que yo cuando era niño, el CD. O. Marítima.

Ya desde el principio, incluso antes de recibirlo, mis compañeros y yo intentábamos presuponer, con los pocos datos que teníamos, qué le podía haber pasado. No obstante, lo más importante una vez estabilizado, sería la evolución neurológica después de la parada.

Afortunadamente, a escasas 24 horas de llegar a la UMI del HUGCDN, se le pudo extubar y comprobar que no había ningún tipo de secuela neurológica, y a las 48 horas ya estaba con nosotros en la planta de cardiología para completar el estudio.

Hoy Aythami vuelve a casa con un dispositivo implantado bajo la piel que evitaría posibles recurrencias.

Estoy seguro de que buena parte de su evolución ha sido fruto del trabajo de todos los sanitarios que hemos intervenido de una u otra manera. Sin embargo, no me cabe ninguna duda de que si Aythami hoy es el mismo joven que era aquella tarde jugando al fútbol, es gracias a las personas que estaban allí presentes y que actuaron de forma rápida y eficaz.

Estas personas lo reanimaron y le conectaron un DEA (Desfibrilador Eléctrico Automático) que aplicó 3 descargas, y devolvió al chico un ritmo cardíaco efectivo, previo a la llegada del personal de emergencias, que continuó con la reanimación avanzada y trasladó al chico al hospital Dr. Jose Molina Orosa.

Según los registros nacionales, de las paradas cardiacas extrahospitalarias, solo el 30% se recuperan y llegan al hospital, y solo el 7% son dados de alta sin secuelas neurológicas importantes.

Estos porcentajes se ven claramente condicionados por el hecho de que los sujetos hayan recibido o no maniobras de reanimación cardiopulmonar previamente a la llegada del personal sanitario.

Con esto me gustaría remarcar la importancia de dotar a todas las instituciones de DEAs, y más aún, de una buena educación en reanimación cardiopulmonar básica.

Creo firmemente que “todo el mundo” debería saber cómo actuar si alguien se desplomara en su presencia, saber si debe o no realizar un masaje cardíaco y cómo hacerlo correctamente, así como conocer el funcionamiento básico de un desfibrilador automático.

Esto salva vidas, y lo ocurrido aquella tarde en las instalaciones del Marítima es un claro ejemplo de ello, del cual hay que sentirse orgulloso. No obstante, todavía queda mucho por hacer…