Opinión

Agüita

Cuando algo se pudre proliferan quienes lo pudren. Luego los que pueden se transmutan y se van “volando” a otro lado. Donde repetirán el proceso. De lo podrido renacerá la vida.

¿Hay alguna novedad? ¿Quizás que ahora los que pudren son seres también con abstracciones metafísicas?.¿Quizás que son también seres con razón empírica?.

Y cuanto mayor es la pudrición mayor es la temperatura y mayor la división entre lo metafísico y lo empírico. Apurando, entre lo religioso y lo ateo. Y ahí también la temperatura y la pudrición sube muchos grados en la fricción de esa oposición.

Unos pensarán en huir a paraísos con sus dioses, los otros en planetas a colonizar.

Y ¿yo?. Pues, no sé. Yo, es un misterio más grande que todo eso.

No existe. Ni siquiera es un misterio, no existe.

¿Y Ginés?. Ginés sí. En este caso, uno para cada observador y para cada instante de cada observador, y para cada observación y para cada instante de observación, sea quien o que lo que lo observa o lo piensa o siente o a quien o que observa o lo piensa o siente. O una criatura de Dios para los humanos creyentes.

Pero yo, no existe.

Y qué haría yo, por La Graciosa.

Pues procurar que no sea vehículo de pudrición, que la vida en su mar, en su aire y en su tierra siga con los ritmos que dios o la naturaleza  fueron creando o evolucionando hasta la llegada desde la misma naturaleza o de Dios, de lo que pudre vertiginosamente.

Manteniendo eso que tan rápido pudre, en una relación de secuencias temporales hacia el equilibrio, biológico o divino con el resto. Ninguna de las dos por otro lado acaba con el sueño de ir al cielo o a otros planetas. Pero obviamente alejaran la posibilidad de acabar en el infierno o en un planeta inviable para la vida humana.

Esta es la opinión de ese yo que no existe.

Al Ginés déjenmelo en paz que está más confuso que todos ustedes juntos. Imagínense tener que co- crear a cada uno de ustedes al mismo tiempo y ser co-creado. Con la inmensa y turbulenta onda de sentimientos y emociones que afloran en el proceso. Ahhhh el cuerpo.

Con la dificultad añadida que una gran mayoría de la que llamamos civilizada, sí tiene yo. Así, ya hecho, terminado, inmutable. Sea por la naturaleza o sea por Dios.

Lo extraño del yo que no existe es que a cada instante tiene tiempo pero no espacio y al siguiente tiene espacio pero no tiempo. A eso me refiero con no existir. 

Espeluznante ¿o No?.

Nunca has sentido que vives del infierno al cielo y viceversa, o de estar fuera de la naturaleza a estar (ser) ella.

La Graciosa no es ni el Cielo (paraíso) o la naturaleza (lo natural).

Es bastante más complejo y  misterioso que todo eso.

Como tu.

Pero sabemos que el fuego quema y que el odio aun mas. O deberíamos saberlo. 

Solo saldremos de esta si nuestro propósito fundamental es ayudar al otro. Ya sea desde la solidaridad de la razón o desde la gracia divina. Primero el otro, lo otro. Al fin y al cabo son los que nos co-crean.

Aquí en la Graciosa a misa no va ya prácticamente nadie. La política brilla por su absoluta ausencia.

Y la gente viene a centenares de millares pagando mucho dinero y de forma muchas veces muy incómoda, para ver y estar un rato en unas playas y un territorio donde no hay hoteles ni apartamentos, ni chiringuitos ni nada. Solo eso. Bueno…. y al fresquito. El tesoro de moda.

Al final la culpa es mía, por lo que me toca. Y menos mal que desde hace años cuando empecé a olerme el asunto dejé o dejamos de velar por un pueblo bonito, Manriqueño. Si llega a ser así. Nos comen vivos. Al fin y al cabo la mayor parte del pueblo por feo se mantiene al margen de las vistas y sus consecuentes visitas turísticas.

Y a Dios o la naturaleza gracias por el poco fondo del Río. Si no llega a ser así, tendríamos mínimo de dos o tres trasatlánticos al día.

Sobre si Dios creó a la naturaleza o es esta la que creó a Dios, discutirlo es más estéril que esperar a que los partidos políticos tengan una idea de cómo afrontar esto. Solo son jayos a la deriva del mar. Antes a los jayos se les veía mucha utilidad, ahora cada vez más, son solo vistos como basura. Basura que sí recogen los económicamente poderosos para crear más fuego (más madera que diría Groucho). En el formato de  más infraestructuras para la sostenibilidad del crecimiento continuo. Perpetuo.

Hoy a ellos lo que realmente les apremia es el crecimiento de los puertos de Orzola y Caleta del Sebo. Y que la carretera no se atasque como en Timanfaya. Y que nosotros sigamos siendo su madera.

Ahhh el agua. Aquí hoy viernes (26) sigue sin llegar. Hay dos aljibes en casa. Uno para la potable, que llega por un tubo y otro para la lluvia que cae del cielo, el de Dios o el de la naturaleza. Están superpuestos. Si es mucha puede ser un castigo divino o un desastre natural. Lo mismo si no cae. En cualquier caso nunca llueve a gusto de todos. (Con la de la potable hay más consenso).

Repartimos a quienes nos la han pedido. Que es mayor placer que beber. Si no tienes sed. Y sed no pasamos porque las botellas y garrafas de agua, si siguen llegando. Luego les devolvemos los plásticos, que van a Zonzamas. Antes había una potabilizadora en La Graciosa. Su agua era potable. Su energía fósil. Ahora podría haber una con energías alternativas de agua potable para todos. 

Pero los jayos están flotando en la mar. Y ahora para agravar el problema ni siquiera sabemos a dónde van a ir a parar, las corrientes están cambiando y parece que la mayor parte deriva a la orilla derecha dura. En esa orilla se crecen y vuelven otra vez a por todos. Más deshumanizados. Dando el término humanizado no tanto como el humano en sí, sino más bien el anhelo de “algo”.

Zonzamas hermoso nombre. Y La Graciosa, ingenuo y gentil.

Entrelazados, lo que allí aumenta aquí aumenta lo que allí disminuye aquí disminuye.

Luego están los humanos de las pateras, que también nos visitan y no los queremos. Y darían lo que fuera porque esto estuviera pasando en sus orillas.

Y luego están los que viven en lugares remotos en sus mundos sin necesidad de nada de este. A esos iremos, ya vamos a por ellos.

Hasta lo más profundo de la selva. La selva que vive de la pudrición, pero de otra pudrición, la de la evolución y la de sus dioses. Y entre unos y otros los hay como en la Graciosa con tanques de aquí para ya. Pero son otros tanques, tanques de fuego y odio.

Dicen que la visión no funciona mandando imágenes al cerebro que este procesa a cada instante. Por lo visto el cerebro ya tiene las imágenes anteriormente grabadas y solo coge de los ojos lo que es nuevo.Y renueva lo que ya tenía con eso, lo actualiza.

Así pues la experiencia de llegar a una playa como las Conchas y su luz (playa de buen tiempo y sin animales peligrosos) y verla sin apartamentos o cualquier infraestructura, debe ser una experiencia muy intensa para el que la experimenta y por lo general a las personas les gusta compartir experiencias guay. 

Pero eso exige demasiados desplazamientos que van aumentando la pudrición. 

Tal vez deberíamos aprender que el mundo está sobradisimo de esos instantes y visiones a nuestro alrededor.

Y más aún no existe ese tal “nuestro alrededor”. Somos el mundo, somos creados y creadores del mundo en una tarea común, compartida, en la que si queremos, cabe Dios. Hace mucho tiempo que no voy a Las Conchas . Desde que soy las Conchas. Y disfruto del encuentro con cada uno de sus visitantes, de sus barcos, sus bicis y sus coches. Pero estoy obligado a recordarles que así, la creación que somos, la evolución que somos se está pudriendo sin renovación adaptable o reciclable para nosotros, los humanos y tanta vida que arrastramos.

Eso me van a permitir que lo diga yo. Y vuelva a desaparecer.

Gines hubiera hablado del dinero, la codicia, la envidia, la corrupción, la desidia. Y bla bla blaa. Pero eso no es lo esencial. Eso solo es efecto de la pudrición que ahora se acelera. Y que por supuesto también le afecta (es) a él. 

A mi. Dicho de otra forma. 

Más allá de esto ya no puedo hablar. Me imagino que es mi último artículo. A menos que vuelva a encontrar espacio con tiempo o tiempo con espacio, común. Ha sido un inmenso placer escribir y sentirme leído. Fuera lo que fuera lo que sentiste da por hecho que yo lo sentí, y por eso infinitas gracias.