Economía

Las gasolineras de Lanzarote empiezan a recibir los anticipos por el descuento del combustible

La rebaja de la gasolina ha supuesto problemas de gestión informática en muchas estaciones de servicio de la isla e incluso alguna ha llegado a cerrar estos días

Tras varios días de incertidumbre, algunas estaciones de servicio de la isla han empezado ya a cobrar los adelantos correspondientes a la subvención de 20 céntimos por litro aprobada por el Gobierno central.

Entre el martes y el miércoles, gasolineras como la BP de Arrecife, la A800-02 de Mácher o la Disa Taxistas de Maneje han recibido el anticipo prometido a través de una transferencia.

Se trata de una subvención que pretende aliviar las constantes subidas del precio del combustible de cara al consumidor, pero que también ha supuesto grandes problemas de gestión informática e incluso de subsistencia en algunos establecimientos de todo el país.

Las gasolineras pequeñas han sido las más afectadas por esta medida, al no contar, en muchas ocasiones, con suficiente liquidez para adelantar el dinero, por lo que algunas optaron incluso por cerrar. En el caso de Lanzarote, la gasolinera Hermanos de León Cabrera en Haría cerró sus surtidores el pasado viernes día 1 con la entrada en vigor de la rebaja, manteniendo abierto solo el supermercado.

Por otro lado, Manuel Guillén, presidente de la cooperativa de taxistas que gestiona la gasolinera de Maneje, sostiene que este descuento ha supuesto “un quebradero de cabeza”, ya que no contaban con la tecnología necesaria para reflejar los descuentos en el tique de compra de un día para otro y tampoco con los medios para gestionar los vales de los clientes.

Además, añade la problemática de las cantidades del importe recibido, que podrían no cubrir todos los gastos que están asumiendo las gasolineras a día de hoy, ya que el Ministerio basa sus devoluciones en base a los datos recogidos en 2021. Unos datos que no se asemejan a los de 2022 en todas las gasolineras.

“Vamos a necesitar dos personas para gestionar los tiques, lo que se traduce en un gasto económico extra”, apunta Guillén. “Lo más fácil, tanto para los usuarios, como las estaciones de servicio, sería limitar el precio de la gasolina”, defiende.