"Se nota que quien lo hiciera venía desesperado, porque empleó mucha saña". El párroco de San Bartolomé, Rafael Tejera, se refiere así a la persona o personas que entraron en la noche del lunes a robar en la iglesia de la localidad. Aunque los ladrones esta vez no pudieron llevarse nada de valor, porque Tejera ya se había preocupado de vaciar la hucha de recaudaciones y el lampadario, sí dejaron múltiples daños en el templo. La precaución del párroco tiene su razón de ser, y es que ésta no es la primera vez que sufre un robo: se trata del tercero que tiene lugar en iglesias de la zona desde el pasado mes de noviembre.
Al llegar el martes por la mañana al templo, el sacerdote se encontró con "todas las cosas tiradas por el suelo". Cree que los ladrones entraron en la iglesia a través de una cristalera, que se encuentra a 7 metros de altura. Por allí habían entrado ya el pasado 23 de noviembre, cuando tuvo lugar un primer robo en la iglesia. En aquella ocasión, los cacos rompieron la vidriera y el cura la había reparado con un nuevo cristal, que el martes apareció roto de nuevo.
"Robaron la escalera en una casa que hay cerca. Saltaron por la azotea. Los vecinos lo oyeron y se refugiaron en una habitación hasta que se marcharon", cuenta. Con esa escalera, lograron subir hasta la vidriera e introducirse en el templo. Una vez dentro, el párroco cree, por los desperfectos que han dejado, que debieron de estar buscando "desesperadamente" algo que llevarse. "Emplearon mucha saña", insiste.
"Apalancó la hucha, apalancó también el sagrario, para ver si había algo, rompió, o rompieron, porque no sé cuántos serían, la puerta de la sacristía… Lo revolvieron todo", cuenta el párroco, que añade que, "gracias a Dios, no profanaron el Sagrario".
Tejera desconoce todavía a cuánto costará reparar todos los daños, pero lo que más le preocupa es la vidriera rota. "El señor que la hizo es un artista alemán. En ella había un Cristo crucificado. Ahora veremos si podemos hacer una réplica", cuenta. La reparación del Sagrario, por sus características, puede que tampoco resulte fácil y el párroco señala que "tendrá que hacerlo un especialista".
El tercer robo en tres meses
El pasado 23 de noviembre, se produjo un primer robo en esta misma iglesia. En aquella ocasión, los cacos rompieron esa misma vidriera y utilizaron también una palanca para abrir el Sagrario. Además, "se llevaron lo que había en el lampadario, donde se ponen las velitas", cuenta Tejera. Los desperfectos de ese primer robo, cuenta el cura, le costaron más de 500 euros.
También el pasado 11 de enero ocurrió algo similar en Mozaga. La iglesia de esta localidad fue entonces víctima de otro robo. En este caso, "la Policía Local decía que tenía pinta de que habían sido los de siempre, por la forma de operar", cuenta, aunque asegura que desconoce de quién se puede tratar y que por ahora no hay un sospechoso concreto. "La gente dice que ha sido fulatino o menganito, pero yo no puedo basarme en rumores. Cómo voy a acusar a alguien si no sé a ciencia cierta quién ha sido", se pregunta.
En esta última ocasión, el párroco ha interpuesto la denuncia ante la Guardia Civil y afirma que por el momento no le han dado ninguna información acerca de la autoría del delito. De lo que sí está seguro es de que "los golpes tienen ese tinte de ira, de ver que no encontraba nada y se desesperaba".
