Fotos: Sergio Betancort
Haría rememora viejas tradiciones cada 23 de junio. La quema del Facundo y la danza del fuego recuerdan aquellos tiempos en los que los pobladores de la isla dependían más si cabe del clima y el cambio de estaciones era un gran evento. La llegada del verano suponía una oportunidad para la purificación y el fuego era la mejor manera de destruir todo lo negativo y empezar la nueva estación con energía.
Este año, la noche comenzó con el pregón de Quino Pérez, galardonado este año con el premio 'Viera y Clavijo' por su labor docente, en un acto que tuvo lugar a las 21.00 horas, en la Plaza de Haría. Ya a las 23 horas, llegó la tradicional quema del Facundo. Mientras el público se abarrotaba frente a la explanada preparada para la ocasión, las luces se apagaron y comenzó a sonar una tenebrosa música. Poco a poco fueron encendiéndose vengalas rojas y antorchas, a medida que los diablos aparecían paulatinamente.
Uno aparecía de pronto sobre un tejado tras el público, iluminándolo con su antorcha, otro lo hacía para sorpresa de los asistentes encaramado a una palmera, otra luz roja brotaba de improviso sobre el campanario de la iglesia mientras un diablo la blandía... Así fueron dejándose ver uno a uno, hasta converger todos en la explanada. Allí, con su danza del fuego, recorrían el lugar mientas en movimientos rápidos azuzaban sus antorchas y cariocas de fuego, hasta prender finalmente la hoguera, cuyas maderas apiladas pronto se convirtieron en una esfera en llamas. El espectáculo concluyó con una fuerte ovación del público, al calor de la hoguera mientras ardía el Facundo.
Llegó entonces el castillo de los fuegos artificiales y después se celebró un asadero a cargo del Club de Fútbol de Haría. La verbena comenzó ya bien entrada la noche, con las orquestas Los Conejeros y Suso y Familia, y se prolongó durante la madrugada.
