El panorama que presentaba la playa al finalizar la Semana Santa era desolador, con gran cantidad de basura acumulada e innumerables enseres abandonados, que durante todo este lunes fueron retirados por operarios municipales. Además, este año hubo una gran incidencia de los denominados "botellones", realizados "durante varios días por jóvenes no campistas en las proximidades del campamento", según se destacó desde el Ayuntamiento, mientras que muchos vecinos de la zona se quejaron por el incesante tráfico de vehículos cuatro por cuatro y de otro tipo por sectores donde está prohibido, en esta zona que forma parte del parque natural del Archipiélago Chinijo.
El Consistorio admitió que se vio "desbordado" por esa masiva afluencia de personas. "Los medios del Ayuntamiento de Teguise para el control y regulación de la buena convivencia durante la Semana Santa en núcleos como Caleta de Famara o Caleta de Sebo (La Graciosa) son limitados, y difícilmente se amoldan al incremento exponencial de población residente que estas zonas experimentan en apenas dos días", señalan desde el Consistorio de La Villa.
Por ello, el alcalde Juan Pedro Hernández ha destacado la necesidad de contar "con más medios y apoyos de otras instituciones en un asunto que supone una elevada inversión de tiempo y dinero", al tiempo que solicita la aprobación de una ordenanza reguladora y anuncia que hasta que ésta no se establezca, prohibirá las acampadas en la zona.
Por su parte los vecinos de Famara se quejan del caos en el que se convierte la playa de San Juan siempre que hay días festivos y llegan los campistas, ante la pasividad del Ayuntamiento de Teguise. Una vecina de la localidad declaraba este lunes a LA VOZ que el Ayuntamiento "no hace nada por evitar lo que ocurre en el camping, debería gastarse el dinero en habilitar como debe ser la zona y no en otras cosas".
