La Escuela de Arte Pancho Lasso inaugura este viernes una muestra muy especial. Se trata de la particular forma de Mario Delgado de despedirse de la docencia, tras más de 30 años transmitiendo sus conocimientos a los alumnos de la escuela. ‘Mil novecientos ochenta y dos, dos mil quince’, que podrá verse en el centro Pancho Lasso hasta el próximo 20 de octubre, es una retrospectiva de la obra de Delgado desde que se inició como profesor.
En ella, el artista expone una quincena de obras de distintas disciplinas, desde la pintura pasando por el dibujo a los textiles, que es la especialidad que imparte en la escuela y en la que ha desarrollado una importante tarea en los últimos años. "Con esto podríamos decir que cierra una etapa, no la pictórica, porque continuará, pero sí la educativa, con una exposición de su obra", explica Manuel Perdomo, director del centro.
El próximo 30 de septiembre, Delgado se jubilará y dejará de ser profesor de la escuela, pero ya ha adelantado a sus compañeros que seguirá vinculado al centro con otras actividades. "Así, su caudal de conocimientos acumulados no se pierde", celebra Perdomo.
Impulsor en la recuperación de un oficio tradicional
En los últimos años, este profesor y artista ha desarrollado una importante labor en la recuperación de un oficio "abocado a la desaparición". Delgado ha impartido en el centro dos ciclos formativos, uno de tapices y alfombras y otro de tejeduría en bajo liso. Con ellos, convirtió a Lanzarote en la primera de las islas que impartía estas materias, permitiendo que "haya continuidad del oficio" en la isla, destaca Perdomo.
El trabajo en telares ha ido en descenso en las últimas décadas. Las técnicas se han mecanizado y la parte artesanal, la tradición que pasaba de madres a hijas, se había visto "comprometida", explica el director del centro. Pero Delgado "inició la etapa" de los ciclos de telares, primero asesorado por Carmen Martín, una artesana ya fallecida, y después en solitario.
Perdomo alaba especialmente el trabajo que Mario Delgado ha desempeñado. "Se está formando gente en el oficio y, además, se está garantizando la permanencia de una artesanía que estaba abocada a la desaparición. Si hay 8 o 10 telares funcionando en la isla, es una garantía. Ésa es la labor docente de Mario, que ha sido muy interesante".
Además, al ejemplo de Lanzarote, se sumó después la escuela de artes de La Palma. Allí, vincularon los telares a la industria de la seda, explica Perdomo: "Trabajan exclusivamente con seda, dándole sentido a ambas cosas, la explotación y la manufactura de la seda". En cuanto a la escuela Pancho Lasso, ahora deberá abrir las listas de profesorado para que alguien dé continuidad a la tarea de Delgado en la recuperación de esta tradición. Tal vez sea alguno de sus alumnos ya titulados el que siga sus pasos y le tome el relevo.
