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Una mancha de "piche" flota sobre el mar de Las Caletas

Varios ciudadanos de la zona llamaron ayer a Radio Lanzarote para denunciar estos hechos que llevan sufriendo desde hace dos años. Los más veteranos del pueblo dicen que las barcas aparecen teñidas con restos de fuel y que existe una ...

Varios ciudadanos de la zona llamaron ayer a Radio Lanzarote para denunciar estos hechos que llevan sufriendo desde hace dos años. Los más veteranos del pueblo dicen que las barcas aparecen teñidas con restos de fuel y que existe una mancha permanente de grasa a unos cien metros de la costa. El cerco puede apreciarse a simple vista porque se ve una zona del agua más brillante y oscura. Afirman que hace unos días sacaron a los niños del agua cubiertos de aceite y que ya no se atreven a dejarles jugar en el mar.

Estos vecinos llevan meses denunciando esta situación a la policía y a diversas administraciones públicas, pero de momento no han conseguido nada.

Ana B., vecina de Las Caletas, afirma que "siempre que hay "tiempo Sur" se forma una capa de piche". Ellos creen que son residuos de la UNELCO porque el emisario, es decir, el tubo que la fábrica tiene para deshacerse de los restos, sale aproximadamente a unos cincuenta metros mar adentro. De esta forma, siempre que sopla viento del sur, el fuel es arrastrado hasta la orilla.

"Normalmente hay "tiempo Este" y no es un problema para nosotros porque (el viento) se lo echa para otro lado, hacia ellos", afirma. En ese lado de la costa está la zona industrial, donde no vive gente y, por tanto, nadie se queja.

Ana dice que ha visto cómo "se formaban unas pompas de color crema que parecía que estaban hirviendo dentro del mar; estaban en la superficie, explotaban y se formaban otras". Asegura que "la capa de grasa parece muy fina, pero una vez que te metes en el mar sales completamente plagado, lleno de piche". El otro día, cuenta, los niños salieron del agua con la piel y el pelo llenos de la pasta pringosa. Incluso sus aletas y sus gafas para nadar estaban manchadas de negro. "Es muy difícil de quitar, no nos podemos bañar y es bastante incómodo" se queja.

Los vecinos, en cambio, no se quejan del ruido permanente de las turbinas de la fábrica porque se han acostumbrado a tenerlo de sonido ambiente, pero dicen que ya no pueden soportar el continuo olor a gasoil.