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Un náufrago pasa tres días en Alegranza tras encallar el barco en el que navegaba solo

Tres días como Robinsón Crusoe ha pasado el francés de ascendencia italiana, Franco Lopresti, en el islote de Alegranza, al norte de la isla de La Graciosa, después de que naufragase el pasado lunes, 5 de enero, tras encallar su ...

Un náufrago pasa tres días en Alegranza tras encallar el barco en el que navegaba solo

Tres días como Robinsón Crusoe ha pasado el francés de ascendencia italiana, Franco Lopresti, en el islote de Alegranza, al norte de la isla de La Graciosa, después de que naufragase el pasado lunes, 5 de enero, tras encallar su barco "Scarface" al chocar contra las rocas y hundirse en "pocos minutos", según su propio testimonio. "Sólo me dio tiempo a recuperar algunas pertenencias del barco y echar la balsa de salvamento antes de que el agua me llegase al cuello", relataba visiblemente afectado por la pérdida del barco, que "era como mi casa", dice. Finalmente, fue rescatado por la embarcación de Medio Ambiente del Cabildo, que le descubrió y trasladó a Órzola, donde fue atendido por el Servicio de Urgencias Canario, ya que tenía varias magulladuras en la mano por la caída.

"Ni un momento sentí miedo", asegura Franco sobre su experiencia de supervivencia en el islote de Alegranza, en la que se ha visto obligado a pescar para comer. Además, a pesar de contar con algunas bengalas, el náufrago hizo una gran hoguera con el objetivo de poder ser localizado y cocinar lo que pudo pescar en el mar. Y es que durante los tres días que estuvo en el islote y a pesar de que vio varios barcos deportivos, ninguno se dio por aludido ante las señales del francés, y fue la embarcación de Medio Ambiente del Cabildo, patroneada por Jeremías Cabrera, quien le descubrió este jueves.

"Al principio pensábamos que era un furtivo porque corría de un lado para otro, pero cuando posteriormente vimos que se subió a una roca con una bengala en la mano y que nos hacía señas desde tierra, entendimos que la situación era de emergencia", relata Cabrera, que asegura que el náufrago lloró emocionado al ser rescatado. Trasladado a Órzola, fue atendido por los cortes y magulladuras con los que estaba herido. Después la Guardia Civil se encargó de trasladarle a Arrecife y tras pasar una noche en la Casa del Mar, este viernes ha partido en el barco de Naviera Armas hacia Las Palmas, aunque su destino final era el sur de Portugal.

Acompañado por un espíritu

Por lo visto, Franco no viajaba sólo. "Tengo la impresión de que el espíritu del anterior dueño del barco ahora fallecido me acompañaba en mi travesía y además que no quería que hiciera el viaje hasta Venezuela porque cada día se me rompía algo del instrumental de navegación", dice supersticioso Lopresti, quien pretendía llegar al país americano en dos o tres meses. Partió a finales de año desde Saint Tropez (Francia), aunque hizo escala en Marsella, Barcelona, Gibraltar y Marruecos antes de sufrir el accidente que le dejó incomunicado en el islote de la Alegranza el pasado lunes, tras perder el timón al chocar contra una roca. Asegura que no ha pasado frío pero todavía este viernes todas sus pertenencias estaban totalmente mojadas.

Los problemas técnicos comenzaron después de su escala en Gibraltar, donde tuvo que comprar otro ordenador ya que el suyo se le había roto "sin motivo aparente", asegura. Lo mismo le pasó con el GPS que "sin venir a cuento se apagaba y se encendía sin explicación", por lo que tuvo que hacer una escala de emergencia en Marruecos para repararlo. Su próxima escala era Las Palmas de Gran Canaria, pero sufrió el accidente que truncó sus planes.

Después de toda la odisea, Franco se ha marchado de la isla muy agradecido por el trato que ha recibido en Lanzarote y asegura, entre lágrimas, que "volveré a esta isla que me ha tratado tan bien".