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Matos advierte que Lanzarote es la isla "que más tiene que perder si su población sigue creciendo así"

El catedrático en Geografía y experto en estudiar la sobrepoblación en Canarias revela que si el Archipiélago continúa con el ritmo actual "el panorama puede colapsarse"

Viviendas de Arrecife en vista panorámica. Salarios. Foto: José Luis Carrasco.

El catedrático en Geografía y experto en estudiar la sobrepoblación en Canarias Guillermo Morales Matos revela que "si en Canarias seguimos creciendo al ritmo de los últimos 20 años, en 2050 el panorama puede colapsarse". En este punto, en el caso particular de Lanzarote asegura que la población "va a seguir aumentando, pero a unos ritmos menores que Tenerife o Gran Canaria".

"A mí lo que me preocupa no es la población que hay ahora, que ya está fuera del equilibrio entre los recursos y la misma población, sino que esta está creciendo a un ritmo que casi es asiático y en un territorio archipelágico, es decir donde hay ocho islas y con ritmos distintos en cada una de las islas, de manera que las ocho tienen un comportamiento distinto", narra Morales Matos.

En cualquier caso, "las islas son todas igual de frágiles, cuanta más población haya, cualquier presión demográfica le puede hacer mucho daño, porque el sistema queda gravemente afectado", atestigüa. A pesar de ser una situación preocupante señala que no hay un seguimiento ni un control más allá del estadístico.

"Hay muchos elementos que estudiar y que controlar luego. En los que a mí me merecen más atención como estudioso son las consecuencias de seguir el crecimiento tan frenético de la población canaria que son igual de potentes en Lanzarote, en Gran Canaria o en La Graciosa". Muestra de este aumento demográfico sin control se ve reflejado en cómo en islas como La Graciosa, de poco más de 25 kilómetros cuadrados, se ha instaurado el uso del vehículo privado, asegura. 

El origen del crecimiento de la población

Para este experto es importante atender a las expectativas que genera la densidad de población actual de cara al crecimiento demográfico futuro del Archipiélago. En la actualidad, en Canarias nacen menos niños y niñas por cada 1.000 habitantes que las personas que fallecen, lo que se conoce como un crecimiento vegetativo negativo. Sin embargo, la población no deja de crecer. 

"Nuestro crecimiento ha venido del exterior desde varios países", puntualiza el doctor en Geografía por la Universidad de Oviedo, experto en demografía canaria. El catedrático señala que la llegada de migrantes procedentes del norte de África que arriban a las islas en pateras, cayucos o neumáticas "es lo más insignificante que hay" en cuanto a su afección al crecimiento poblacional. En su caso no señala a las personas llegadas en patera como el motor de ese crecimiento. Al tiempo en que sí considera que los movimientos migratorios hacia Canarias desde países europeos y americanos "son estructurales" y "afectan al conjunto de la población". 

Ralentizar el crecimiento poblacional

Para este experto que ejerce en la Universidad Carlos III de Madrid, la respuesta en Canarias debe pasar por ralentizar los ritmos de crecimiento. "Nunca parar. Yo nunca digo retrotraernos, digo que hay que ralentizar, que ese crecimiento sea sostenible", añade. "Mucha gente viene a vivir a Canarias atraída por el clima para trabajar en el Archipiélago sin darse cuenta de que hay un hecho estructural que es el paro, que se sitúa por encima del 20% de la población", apostilla. En el caso de Lanzarote el paro en junio de 2023 se situaba en el 12% de la población activa, por debajo de la media de Canarias.

Morales Matos señala la llegada de visitantes desde nuevos países emisores y asegura que compiten con la población local por los puestos de trabajo. "El problema viene con la llegada de visitantes desde más países de los que antes venían que, casi siempre, tiene que ver con la población asalariada, que no viene de vacaciones, sino a trabajar y se convierten en competidores de la mano de obra local"

En el ámbito de actuar ante la posibilidad de dañar de forma irreversible el medio natural y con ello, la vida, el profesor de Geografía revela que "hay una tendencia a contener a las personas que tienen la intención o la influencia en mejorar este fenómeno en que decir que no crecer es malo para la economía, para el mercado y la sociedad. A mí me tachan muchas veces de xenófobo", asegura. 

"De seguir manteniéndose estos ritmos va a haber consecuencias en el corto y medio plazo. Curiosamente la únicas islas que están en una población sostenida son las tres más occidentales (El Hierro, La Gomera y La Palma), donde el turismo de sol y playa no ha progresado tanto como en las cuatro islas mayores". 

La presión del turismo sobre la población

"El pasado año superamos los 16 millones de turistas y he escuchado a políticos decir que podemos seguir creciendo hasta los 23. Me parece una barbaridad porque se está apostando por el turismo de cantidad y no el turismo de calidad, lo que hace más daño a una isla como Lanzarote que es más precaria que Tenerife o Gran Canaria donde ya existe un desarrollo urbano y productivo de mucho tiempo", revela. En este sentido, la isla conejera recibió en 2022 un total de 2,8 millones de turistas.  

"En el caso de Lanzarote es más preocupante, porque desde el punto de vista paisajístico es la que tiene más que perder si sigue creciendo así". 

Asimismo, la isla se encuentra ya en los 156.000 habitantes y el catedrático en Geografía "teme" que en "unos cuantos años" se alcancen los 200.000 residentes si no se interviene este crecimiento. "Quiero verme en un panorama de 2050 sin intervenir en el que la población extranjera de cualquier país del mundo que quiera venir, porque en Canarias se vive de maravilla, pues venga libremente y no solamente que venga, que eso se puede hacer sin problemas, sino que se instale, que se convierta en residente permanente. Entonces ese es el problema porque entonces ya eso ya es una doble presión".

El crecimiento del turismo

Lanzarote es la tercera isla de Canarias más visitada por turistas. "Recuerdo cuando era un joven estudiante y nos llevaban a Lanzarote al Parque Nacional de Timanfaya, en ningún momento se hacía cola. Lo que antes me costaba ir a ver el Parque Nacional de Timanfaya una mañana ahora pierdo aproximadamente dos horas en el desplazamiento y en las esperas", añade el estudioso. 

Cola de vehículos en Timanfaya. Foto: Andrea Domínguez Torres.

Asimismo, a pesar de que los Centros Turísticos de Lanzarote están pensados para acoger visitantes sufren una presión cada vez mayor. "Cada vez son más los turistas que llegan", atribuye. Asimismo, señala que espacios naturales como El Golfo aguantan peor la presión turística de los visitantes. "Lo que yo quiero decir señores es que todos estos fenómenos deben estar en la coctelera y crear medidas preventivas. Como sigamos así no será el primer ejemplo de una isla saturada turísticamente. Hay que tener cuidado con las islas sobre todo con una tan pequeñita como Lanzarote que ya está saturada".   

Sin embargo, este catedrático no se muestra negativo en todos los sentidos y señala que la mejora de la calidad de vida en Lanzarote es notable. Aunque insiste en la importancia de "tener cuidado con la presión que nuestra actividad, el turismo, ejerce sobre nuestro entorno"

"No quiero que nuestros visitantes se conviertan en una incomodidad y no solo una incomodidad, sino que además sean un obstáculo para un buen crecimiento turístico de calidad", confiesa.

Para frenar este consumo masivo de recursos, Morales Matos pone de ejemplo los casos de Malta o Menorca, donde se controla las entradas a las islas. "No se puede entrar en vehículo, tienes que utilizar el avión o el barco. En Menorca se dijo que no querían tanta gente y no sé cómo se las arreglan pero la isla está preciosa y probablemente porque solamente hay tres o cuatro núcleos de población", ejemplifica.

Asimismo también señala al autoconsumo y la autoproducción como medidas para incentivar el producto local. "Hay que incentivar las papas, la cebollas, las frutas. Además del plátano o los tomates". En este sentido, recalca que "nuestro medio rural, la mayor parte, se está dedicando al uso residencial en las viviendas que estaban dedicadas para campesinos, para jornaleros". 

Para cambiar el rumbo de las cosas, Matos asegura que el fin es "ir implementando medidas poco a poco, pues no se puede crear de golpe una ley y decir las medidas son estas. Hay que ir analizando el fenómeno e interviniendo de manera progresiva", aconseja. 

"Alguno me ha dedicado el piropo de apocalíptico, con alguno me refiero a algún político de Gran Canaria, una de las islas más afectadas, pero hay que intervenir y hay que hacerlo de manera urgente, con cabeza y sin miedo. No le podemos dar a las futuras generaciones un modelo que está al borde de su desaparición", asegura el catedrático.