Forma parte de la historia de los vecinos de Altavista y como todas las historias de vecinos, los hechos son difusos y las fechas bailan, pero en este caso en algo coinciden todos: Sienten que les han quitado lo que es suyo. Y lo cierto es que el edificio de dos plantas que está en la calle "Padre Claret", que consta como sede de la Asociación de Vecinos de Altavista y que han utilizado como centro cultural durante décadas, pertenece a los residentes del barrio capitalino, porque lo "levantaron" ellos mismos con su propio trabajo.
"El solar lo donó Doña Librada y el edificio lo construimos entre todos. Cuando uno no podía venir a trabajar, ponía 1.000 pesetas que se utilizaban para comprar cemento", recuerda Leopoldo Borges. Ahora, aseguran que la nueva Junta Directiva que se formó en 2003 se ha apropiado del local y su presidente, Blas Cedrés Mesa, lo utiliza como "un negocio" y "lo alquila para fiesta y peleas de gallo", vetándolo a las actividades de los vecinos.
Es lo que sostienen los vecinos que, indignados y carnet de socio en mano, se agolpaban este martes a la puerta del local, porque pretendían reunirse dentro para pedir a la Junta Directiva que les devuelva lo que consideran que es suyo. Aunque reconocen que ya nopagan sus cuotas, porque desconfían del destino de un "dinero que no ven" y lo demuestra, según ellos, que la Asociación haya pasado de tener cerca de 1.000 socios a no tener ninguno.Sin embargo, ninguno de los vecinos no ha podido entrar porque el presidente no ha llevado las llaves y además "ha cambiado la cerradura", rechista Rosario.
Hasta el concejal de Urbanismo, Antonio Hernández y el concejal de Transporte y Nuevas Tecnologías, Víctor Betancort, se han acerado hasta el local para mediar en un conflicto que ha sacado a más de 150 vecinos a la calle en medio de una algarabía, sobre todo, entre los mayores del barrio. "Ya no aguantamos más. Organizan fiestas, que son un escándalo y les cobra cerca de 600 euros, pero no hace factura a nadie. Antes, los vecinos podíamos alquilar el local para celebrar bodas o bautizos y ahora no nos lo quiere dejar a ninguno", denuncia otra de las vecinas.
Pasadas las seis de la tarde, hora en la que estaba convocada la reunión y en vista de que el presidente no aparecía por el lugar, la representación política ha tomado la iniciativa de ir en busca de Blas Cedrés para intentar conciliar los ánimos. Mientras, los vecinos y futuros socios de derecho de la nueva Asociación, porque están dispuestos a "destronar a la actual junta directiva" y volver a reactivar la vida del centro, se iban apuntando en una lista, para dejar constancia.
Y mientras los que más y los que menos hablaban en los alrededores y aportaban su granito de arena a la reconstrucción del relato vital del centro, irrumpió de nuevo en escena Antonio Hernández, que llegó con las llaves y abrió la puerta del centro, donde se apresuraron a entrar todos los vecinos, aunque "de prestado". Fueron algunos comentarios que se escucharon cuando se pidió que se encendieran las luces de la sala. Nadie se atrevía, todavía, a tocar el interruptor.
Casi a oscuras, Antonio Hernández congregó a los vecinos a su alrededor para explicarles que el presidente "se siente decepcionado porque no ha encontrado apoyo en su trabajo en la Asociación" y ha trasmitido los ánimos que tiene Blas Cedrés de llegar a un acuerdo con el barrio. Para ello, el teniente de alcalde ha propuesto una reunión el próximo viernes a las 10 de la mañana entre cuatro representantes vecinales y la junta directiva, saliente.